"La Operación fue un hito; en Brasil los delincuentes portan rifles y no pasa nada"

"La Operación fue un hito; en Brasil los delincuentes portan rifles y no pasa nada"

El gobernador Claudio Castro respondió las preguntas de Clarín y reivindicó el operativo antinarco que terminó con 121 muertos.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política HACE 16 HORAS

La reciente Operación Contención en Río de Janeiro ha desatado un torrente de reacciones y controversias, luego de que se registraran 121 muertes, entre ellas la de cuatro policías, en un intento por erradicar la presencia del Comando Vermelho, una de las organizaciones criminales más poderosas del país. Claudio Castro, gobernador del estado, ha defendido la operación con vehemencia, argumentando que era necesaria para hacer frente a un problema de seguridad nacional que ha ido en aumento en los últimos años, a pesar de las restricciones operativas impuestas por el sistema judicial. Sin embargo, este operativo ha generado un profundo debate sobre el uso de la fuerza y la eficacia de tales medidas en la lucha contra el narcotráfico.


Castro resaltó que el operativo, que involucró a 2.500 agentes de policía, fue el resultado de un exhaustivo año de investigación y más de dos meses de planificación. Aseguró que se logró el mayor decomiso de armas en un solo día en la historia del estado, con 120 armas incautadas, lo que, a su juicio, es un indicio claro del impacto que se puede tener sobre el crimen organizado. Sin embargo, el costo humano de la operación plantea preguntas difíciles sobre la estrategia utilizada para combatir el narcotráfico en las favelas de Río.


A pesar de las críticas por el alto número de muertos, el gobernador ha contado con un notable apoyo popular. Según encuestas, el 62,2% de los ciudadanos de Río consideran que el operativo fue exitoso, y entre los residentes de las favelas, ese número se eleva al 87,6%. Esto sugiere que, para muchos, la percepción de la seguridad supera las preocupaciones por los métodos utilizados. Pero eso no ha impedido que la oposición política acuse al gobierno de Castro de utilizar la fuerza de manera desproporcionada y de priorizar resultados a corto plazo sobre estrategias más sostenibles de seguridad pública.


Uno de los puntos más controvertidos del operativo fue la afirmación de que muchas de las víctimas identificadas tenían antecedentes penales, lo que ha llevado a la administración de Castro a defender la idea de que se enfrentaron a delincuentes que no mostraron intención de rendirse. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por la posibilidad de que hubiera víctimas inocentes entre los fallecidos. La defensa de la operación por parte de Castro no ha calmado estas inquietudes, y se ha anunciado una investigación para determinar si se produjeron excesos durante el operativo.


El gobernador también se ha referido a la necesidad de una cooperación más robusta entre los distintos niveles de gobierno para abordar el problema del narcotráfico. Aseguró que la lucha contra el crimen organizado no puede ser una tarea exclusiva del estado de Río, ya que las organizaciones criminales son transnacionales y requieren una respuesta coordinada que involucre a otros estados y países del continente. La mención de un fusil del Ejército Argentino encontrado durante la operación subraya la necesidad de una colaboración internacional en la lucha contra el tráfico de armas.


La reciente operación ha puesto de manifiesto la complejidad del problema de la seguridad pública en Brasil. En el contexto de una sociedad donde el narcotráfico ha penetrado en múltiples niveles, la pregunta persiste: ¿es la militarización de la respuesta la solución adecuada? Muchos en la comunidad internacional observan con preocupación cómo se desarrolla la situación en Río de Janeiro, especialmente en un país donde el uso de la fuerza ha sido históricamente un tema polémico.


El turismo, uno de los motores económicos de la ciudad, también se encuentra en la mira. Castro ha intentado tranquilizar a los visitantes, destacando que la seguridad de turistas y residentes es una prioridad. Sin embargo, las imágenes de violencia y caos pueden tener un impacto duradero en la percepción de Río como un destino turístico seguro, lo que podría repercutir negativamente en la economía local.


Mientras tanto, la respuesta a las críticas ha sido mixta. Castro ha expresado su respeto por el derecho a protestar, incluso en el contexto de las marchas que han tenido lugar en las favelas en su contra. En un país donde las tensiones sociales y políticas están en aumento, es evidente que la situación en Río de Janeiro refleja un microcosmos de los desafíos más amplios que enfrenta Brasil.


La historia de la Operación Contención está lejos de cerrarse. Las investigaciones en curso sobre las circunstancias de los enfrentamientos, así como la posibilidad de una revisión de las tácticas utilizadas, podrían sentar un precedente en la forma en que se aborda el crimen organizado en el país. En un contexto donde las divisiones políticas son profundas y las expectativas de la ciudadanía son altas, el futuro de la seguridad pública en Brasil sigue siendo un tema ardiente y de vital importancia para todos los brasileños.

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