El nuevo gerente Will Venable tiene como objetivo reconstruir la gloria y la identidad perdidas de los Chicago White Sox.

El nuevo gerente Will Venable tiene como objetivo reconstruir la gloria y la identidad perdidas de los Chicago White Sox.

El nuevo gerente de los White Sox, Will Venable, enfrenta desafíos para revivir al equipo tras un récord de 121 derrotas, con el objetivo de transformar su cultura y futuro.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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A medida que los Chicago White Sox buscan recuperarse de una temporada desastrosa que les llevó a registrar la peor marca de pérdidas en la era moderna de la MLB con 121 derrotas, el nuevo manager Will Venable asume un rol lleno de desafíos y escepticismo. El equipo, que alguna vez fue una potencia con tres títulos de la Serie Mundial en su haber, ahora se encuentra en una encrucijada, tratando desesperadamente de reconstruir su identidad destrozada. En medio de las calles cubiertas de nieve fuera del Guaranteed Rate Field, los ecos de glorias pasadas persisten, marcados por estatuas y placas que celebran a campeones que ya no están. Sin embargo, a medida que el equipo se prepara para la próxima temporada, la realidad de su situación actual pesa mucho. Venable, quien asumió el cargo en octubre, es plenamente consciente de la abrumadora tarea que tiene por delante. Con solo 42 años, el rápido ascenso de Venable en las filas de la gestión del béisbol ha despertado interés y admiración. Antes de unirse a los White Sox, se desempeñó como manager asociado de los Texas Rangers, un puesto que lo colocó bajo la tutoría directa del campeón de la Serie Mundial en cuatro ocasiones, Bruce Bochy. A pesar de las especulaciones de que podría ser preparado como el sucesor de Bochy, Venable eligió unirse a una franquicia en apuros en lugar de esperar una situación más cómoda en otro lugar. Sentado en su oficina, Venable irradia una sensación de calma y propósito. Cuando se le pregunta por qué aceptó el puesto de los White Sox, reflexiona sobre los elementos personales y profesionales que lo atrajeron. Su cariño por Chicago, una ciudad que él y su esposa han llegado a amar, junto con una conexión convincente con el gerente general Chris Getz, hicieron que la decisión fuera más fácil. "Realmente fue una decisión obvia para mí", dijo, enfatizando el potencial que ve en construir algo nuevo desde cero. Si bien algunos pueden cuestionar su elección de sumergirse en un entorno turbulento, Venable reconoce que las oportunidades en el béisbol pueden ser efímeras. El consejo de su padre resuena en su mente, recordándole la naturaleza impredecible de las vacantes gerenciales. Este sentimiento se refuerza con el miedo muy real de que una vez que el teléfono deje de sonar, puede que no vuelva a sonar. El trasfondo de Venable es un tapiz de experiencias que moldean su enfoque hacia el juego. Creciendo como hijo de un exjugador de grandes ligas, pasó veranos viajando y viviendo en varias ciudades, incluyendo una temporada en Japón. Su curiosidad académica se fomentó en Princeton, donde se graduó con un título en antropología. Esta combinación única de historia personal y educación formal le proporciona una perspectiva distinta sobre la dinámica del equipo, el desarrollo de jugadores y la importancia de la comunidad dentro del deporte. Al asumir su nuevo rol, Venable no solo tiene la tarea de gestionar a los jugadores, sino también de remodelar la cultura de una franquicia que ha visto su parte justa de turbulencias. Las decisiones y enfoques de la gestión anterior de los White Sox en el desarrollo de jugadores fueron insuficientes, lo que llevó a una renovación significativa en el liderazgo. Con Getz al mando y una visión fresca para la organización, Venable está en posición de influir tanto en el rendimiento en el campo como en el ambiente fuera de él. Las primeras señales son prometedoras. El estilo de liderazgo de Venable se caracteriza por fuertes habilidades interpersonales, que muchos creen que serán vitales para fomentar el crecimiento y la motivación entre los jugadores. Nick Hundley, un excompañero de equipo, elogia a Venable por su capacidad para conectar con individuos en diferentes niveles del juego, lo que puede resultar esencial para reconstruir la moral del equipo. Este compromiso con un futuro más brillante también se refleja en los ajustes de la organización a sus sistemas de desarrollo y análisis. Con la mirada puesta en los prospectos, los White Sox están comenzando a cultivar talento joven, esperando que jugadores como Colson Montgomery y Kyle Teel puedan ayudar a inaugurar una nueva era de competitividad. En los meses previos a la temporada, Venable ha abrazado la emoción que viene con un nuevo comienzo. Reconoce los desafíos que presentan los fracasos de la temporada anterior, pero se mantiene optimista sobre el potencial de crecimiento. Su enfoque hacia la gestión no se trata meramente de ganar o perder; se trata de cultivar un ambiente donde los jugadores puedan prosperar y de una cultura que valore la resiliencia y el trabajo duro. A medida que los White Sox se preparan para salir al campo en el entrenamiento de primavera, hay un renovado sentido de propósito. La visión de Venable es clara; su objetivo es transformar al equipo desde la base mientras abraza la rica historia del béisbol en Chicago. Con el primer entrenamiento completo del equipo ya en marcha, el camino por delante puede ser incierto, pero para Venable y los White Sox, marca el comienzo de un esperanzador viaje hacia la redención.

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