Janet Tello Gilardi asume la presidencia del Poder Judicial en un hito histórico

La magistrada Janet Tello Gilardi ha sido una figura destacada en el ámbito del Poder Judicial en Perú desde hace más de cuatro décadas. Con una carrera que se remonta a 1982, Tello ha construido un legado que no solo la ha consolidado como una jurista respetada, sino también como una defensora incansable de los derechos de las mujeres y las poblaciones vulnerables. Su nombramiento como presidenta del Poder Judicial marca un hito significativo, convirtiéndose en la segunda mujer en asumir este cargo tan importante, después de Elvia Barrios. Graduada de la Pontificia Universidad Católica del Perú en Derecho, Tello ha complementado su formación académica con un doctorado en Derecho y Ciencia Política por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Sus credenciales son impresionantes: tiene un magíster en Derecho con mención en Política Jurisdiccional, así como una maestría en Derecho con mención en Ciencias Penales. Este sólido trasfondo académico le ha permitido tener una visión integral de las complejidades del sistema judicial peruano. Antes de asumir la presidencia, Tello ya había demostrado su capacidad de liderazgo en varias áreas del Poder Judicial. Se desempeñó como presidenta de la Primera Sala de Derecho Constitucional y Social Transitoria de la Corte Suprema, así como de la Comisión Permanente de Acceso a la Justicia de Personas en Condición de Vulnerabilidad. Además, su participación activa en la Asociación Peruana de Mujeres Juezas resalta su compromiso con la equidad de género en un campo tradicionalmente dominado por hombres. La trayectoria de Tello incluye representaciones internacionales, siendo una de las voces peruanas en la Cumbre Mundial de Jueces convocada por el Papa Francisco en el Vaticano. Esta participación no solo subraya su relevancia en el ámbito judicial, sino también su compromiso con causas globales, como la trata de personas y los derechos sociales. Su voz ha resonado en importantes foros internacionales donde se han discutido temas cruciales para la justicia y la equidad. Su labor no ha pasado desapercibida en el ámbito nacional, recibiendo reconocimientos por su dedicación a la justicia y su lucha contra la violencia de género. En 2019, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables la reconoció por su contribución a la creación de una sociedad libre de violencia hacia las mujeres. Este tipo de reconocimiento es vital, ya que resalta no solo su compromiso personal, sino también la necesidad de avanzar en la igualdad de género dentro de un sistema que a menudo enfrenta desafíos en este ámbito. En 2021, su compromiso con la justicia fue nuevamente reconocido cuando la Asociación Nacional de Juezas del Perú le otorgó el título de Magistrada Emblemática del Bicentenario de la Independencia del Perú. Este premio es un testimonio de su dedicación a fortalecer la independencia del Poder Judicial y su labor jurisdiccional, destacando su rol como pionera en la promoción de los derechos humanos. No es casualidad que Tello haya sido condecorada con la Orden al Mérito de la Mujer en 2018, un honor que reconoce su dedicación a proteger los derechos de las mujeres y su esfuerzo por acercar la justicia a las comunidades más vulnerables. Su enfoque inclusivo y su firme liderazgo la han convertido en un modelo a seguir para muchas, especialmente para aquellas mujeres que aspiran a ocupar posiciones de liderazgo en campos desafiantes. La llegada de Janet Tello a la presidencia del Poder Judicial se presenta como una oportunidad para reforzar el liderazgo en este poder del Estado. Ha dejado claro en diversas ocasiones que su objetivo principal es fortalecer el acceso a la justicia para todos los ciudadanos, especialmente aquellos en situaciones de vulnerabilidad. Esta misión es aún más relevante en tiempos en que la confianza pública en las instituciones judiciales es crucial para la estabilidad democrática. El liderazgo de Tello es una promesa de cambio y renovación. La comunidad judicial y la sociedad civil tienen grandes expectativas sobre cómo su gestión podrá afrontar los retos actuales, desde la lucha contra la corrupción hasta la mejora del acceso a la justicia. La historia de Janet Tello es un recordatorio de que, a pesar de los obstáculos, la dedicación y el esfuerzo pueden conducir a posiciones de liderazgo y, más importante aún, a un impacto positivo en la sociedad. Su trayectoria inspira no solo a las mujeres, sino a todos aquellos que creen en un sistema judicial más justo y equitativo.