Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Este año se vislumbra como un punto de inflexión crucial para el Perú, ya que se convocarán elecciones generales para el 2026, marcando el inicio de una contienda que decidirá no solo la presidencia, sino también la composición de la Cámara de Diputados y del Senado. La expectativa crece mientras ciudadanos y analistas aguardan con curiosidad los nombres de los candidatos y sus propuestas. En un país que ha sufrido casi una década de inestabilidad política, esta elección será más que un simple ejercicio democrático; será una oportunidad para aprender de los errores del pasado y aspirar a un futuro más prometedor. La experiencia vivida por los peruanos en los últimos años debería servir como una contundente lección. No se trata solo de elegir representantes; se trata de elegir personas que tengan una visión clara y un plan sólido para abordar los desafíos que enfrenta el país. En una época en que las promesas electorales abundan, pero los detalles escasean, es vital que los votantes se informen adecuadamente sobre las credenciales y propuestas de quienes buscan ocupar estos importantes cargos. El crecimiento económico y la reducción de la pobreza son temas ineludibles que deben estar en el centro de la agenda electoral. La inversión privada se ha demostrado como un motor fundamental del desarrollo y la prosperidad. Sin embargo, es esencial que los candidatos eviten caer en la tentación de proponer medidas populistas que, aunque atractivas a simple vista, podrían ahuyentar la inversión y, a largo plazo, perjudicar a la población. La independencia del Banco Central de Reserva y un marco jurídico estable son elementos que deben ser defendidos y fortalecidos por aquellos que aspiren a liderar el país. No obstante, el país también enfrenta serios problemas estructurales que requieren atención urgente. El acceso a servicios esenciales como la salud, la educación y la seguridad ciudadana son áreas que han sido descuidadas en el pasado. En este contexto, la colaboración entre el sector público y el privado emerge como una solución viable. Iniciativas como las obras por impuesto, que han demostrado su eficacia en la mejora de infraestructura, deben ser ampliadas y fortalecidas. La informalidad es otro de los grandes retos que enfrenta el Perú. Con más del 70% de la población laboral en la economía informal, es crucial implementar políticas que faciliten la transición hacia la formalidad. La reducción de barreras burocráticas y la divulgación de información clara sobre el proceso son pasos necesarios para lograr este objetivo. Además, el sector privado tiene un papel importante que desempeñar en este ámbito, al ofrecer orientación y apoyo a quienes deseen formalizarse. En este camino hacia la construcción de un futuro mejor, es fundamental que tanto el Estado como las empresas y la sociedad civil asuman un rol activo y colaborativo. La promoción de ideas que prioricen la libertad individual y el desarrollo sostenible debe ser la prioridad en la agenda electoral. La creación de un entorno propicio para el crecimiento económico y la mejora en la calidad de vida de todos los peruanos solo será posible si todos los actores trabajan de la mano. Además, el fortalecimiento de las instituciones es un aspecto que no puede ser subestimado. La confianza en el sistema político y judicial es crucial para atraer inversión y garantizar un desarrollo sostenible. Es vital que se implementen prácticas que aseguren la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión pública. Solo con instituciones sólidas y respetadas se podrá generar un clima de confianza tanto para los ciudadanos como para los inversionistas. Finalmente, el panorama electoral que se avecina nos invita a reflexionar profundamente sobre a quién confiamos el futuro del país. Todos los peruanos tienen la responsabilidad de participar activamente en este proceso, analizando y evaluando cuidadosamente a los candidatos y sus propuestas. Este es el momento de ejercer nuestro derecho al voto de manera consciente y comprometida, eligiendo líderes que no solo tengan buenas intenciones, sino que también cuenten con planes concretos y viables para enfrentar los retos que nos esperan. En esta nueva oportunidad que se nos presenta, el futuro del Perú depende de nuestras decisiones.