Biden conmute 37 sentencias de muerte y busca reformar la justicia penal en EE.UU.

Biden conmute 37 sentencias de muerte y busca reformar la justicia penal en EE.UU.

Biden conmutó las sentencias de muerte de 37 reos federales a cadena perpetua, marcando un cambio significativo en la política de pena capital.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha tomado una decisión trascendental al conmutar las sentencias de muerte de 37 de las 40 personas condenadas a esta pena a nivel federal, una medida que se produce a menos de un mes de su salida de la Casa Blanca. Esta decisión no solo marca un hito en su administración, sino que también refleja un cambio en la política hacia la pena capital en un país que aún enfrenta un profundo debate sobre el tema. En un comunicado emitido por la Casa Blanca, se informó que las sentencias conmutadas se convertirán en cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Biden, quien ha sido un defensor de la reforma del sistema de justicia penal durante gran parte de su carrera, ha optado por dar un paso firme hacia la abolición de la pena de muerte a nivel federal, salvo en los casos más extremos vinculados al terrorismo y asesinatos en masa motivados por el odio. El mandatario demócrata ha sido pionero en ofrecer más conmutaciones en esta etapa de su presidencia que cualquier otro de sus predecesores, lo que evidencia un enfoque más compasivo y humano en comparación con políticas anteriores. Desde que asumió el cargo en enero de 2021, Biden impuso una moratoria a las ejecuciones federales, actuando en desacuerdo con la administración de su predecesor, Donald Trump, quien reanudó las ejecuciones después de un paréntesis de 17 años. Biden ha subrayado en su mensaje que su decisión busca alinearse con la moratoria que se ha aplicado a aquellos casos que no se relacionan con actos de terrorismo o crímenes de odio. Al hacerlo, espera dejar una huella positiva en el sistema de justicia penal, que históricamente ha sido objeto de críticas por su manejo de los delitos violentos y las disparidades raciales y económicas en las condenas. Entre los beneficiados se encuentran varios hispanos, así como otros condenados por delitos graves, incluyendo a Jorge Avila-Torrez, un miembro de la mara Salvatrucha que fue condenado por el asesinato de dos niñas y un oficial naval. Esta decisión, que ha suscitado reacciones encontradas, es vista por algunos como un paso hacia la justicia restaurativa, mientras que otros critican la conmutación de penas para criminales violentos. Biden expresó su dolor por las víctimas de estos crímenes, destacando que su decisión no minimiza el sufrimiento de las familias afectadas. "Condeno a estos asesinos, lamento las víctimas de sus actos despreciables y lo siento por todas las familias que han sufrido pérdidas inimaginables e irreparables", afirmó, reafirmando su compromiso con una reforma más profunda del sistema de justicia. El anuncio se produce en un contexto en el que la pena de muerte ha sido abolida en 23 estados y otros seis estados mantienen una moratoria. Biden ha mostrado su intención de seguir luchando por una reforma integral que contemple la eliminación de la pena capital en todo el país. En los últimos años, el uso de la pena de muerte ha disminuido, reflejando un cambio en la opinión pública y un aumento en las iniciativas de reforma judicial. Los tres reos que no se beneficiaron de la conmutación son casos de alto perfil: Djokhar Tsarnaev, Dylann Roof y Robert Bowers, quienes han sido condenados por actos de terrorismo y crímenes de odio que conmocionaron a la nación. Estos casos subrayan la complejidad del debate sobre la pena de muerte, donde las consideraciones éticas, morales y de seguridad coexisten en un delicado equilibrio. La decisión de Biden, que se suma a su reciente indulto a aproximadamente 1,500 personas condenadas por delitos no violentos, está siendo vista como un claro intento de su administración por promover un enfoque más humano y rehabilitador en la justicia penal. Al abordar la cuestión de la pena de muerte, Biden busca también desafiar la narrativa de que la justicia debe ser sinónimo de retribución en lugar de redención. El futuro de la pena de muerte en Estados Unidos sigue siendo incierto, pero los pasos dados por la administración Biden sugieren un rumbo hacia la reducción de su uso. A medida que se acerca el fin de su presidencia, el legado de Biden en cuanto a la justicia penal quedará marcado por su firme oposición a la pena capital y su esfuerzo por transformar un sistema que muchos consideran obsoleto y fallido.

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