Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La presidenta Dina Boluarte ha intensificado sus críticas hacia las encuestadoras de opinión pública, en un intento por cuestionar los resultados desfavorables que reflejan su gestión. Durante un evento en Carabayllo, Boluarte se refirió a un reciente sondeo de Datum que reportó un mísero 3% de aprobación por parte de la ciudadanía, lo que la coloca en un lugar incómodo como la mandataria más impopular en el Perú en las últimas cuatro décadas. En sus declaraciones, Boluarte no sólo descalificó la validez de estas encuestas, sino que insinuó que algunas de estas empresas habrían solicitado dinero a cambio de manipular sus resultados. “Para los que me califican, que dicen que tengo 3% de aprobación, les digo: pónganme 00, así estamos empatados y nos vamos a penales”, afirmó Boluarte, en un intento por minimizar la cifra que la condena en la opinión pública. Sin embargo, su comentario sobre presuntas solicitudes de dinero ha levantado una ola de críticas y desmentidos por parte del gremio de encuestadoras. La Asociación Peruana de Empresas de Inteligencia de Mercados (APEIM) no tardó en responder a las acusaciones. En un comunicado, descalificaron las afirmaciones de la presidenta, calificándolas de “falsas y difamatorias”. Enfatizaron que las encuestas son realizadas con seriedad y adhirieron a normas internacionales de calidad, subrayando su compromiso con la veracidad y el rigor científico en el trabajo que realizan. El comunicado de APEIM no solo defendió la integridad de las encuestadoras, sino que también exigió una rectificación inmediata por parte de Boluarte. “Afirmar que estas encuestas se realizan por algún beneficio constituye una difamación que, además de dañar nuestra buena imagen institucional, representa un delito”, sostuvieron en su misiva. Las declaraciones de la presidenta, lejos de ser un simple reproche, se presentan como un ataque directo a la credibilidad de una industria que desempeña un papel crucial en el análisis de la opinión pública. Es importante notar que las encuestas son una herramienta fundamental para medir el pulso de la ciudadanía y reflejar sus preocupaciones. En este sentido, APEIM recordó a los actores políticos que el sentir ciudadano que reflejan las encuestas debe servir como un llamado a la reflexión sobre su propio desempeño y conducta. “Si lo que busca la clase política es mejorar los resultados, primero debe reflexionar sobre su labor en beneficio del país”, acotaron en su comunicado. Las declaraciones de Boluarte han sido interpretadas por muchos como un intento de desviar la atención de la creciente insatisfacción y descontento popular hacia su gestión, especialmente en un contexto donde la inseguridad ciudadana se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los peruanos. En este mismo evento, Boluarte abogó por una "cultura de denuncias" para abordar la criminalidad, sugiriendo que la participación ciudadana es clave para mejorar la seguridad pública. Sin embargo, es evidente que la falta de confianza en su liderazgo ha erosionado la efectividad de tales llamados. Su política de comunicación parece estar enfocada en atacar a los mensajeros en lugar de abordar las preocupaciones legítimas de la población. La creciente impopularidad de su gobierno no puede ser ignorada y, en cambio, parece que el enfoque ha sido minimizar y deslegitimar las voces que se alzan en desacuerdo. Mientras tanto, la situación política en el Perú sigue siendo volátil. La desaprobación hacia Boluarte no solo refleja un descontento momentáneo, sino que pone de relieve problemas estructurales más profundos en la gobernanza y la administración pública. Las encuestas, lejos de ser simples números, son indicadores de la salud democrática de un país y un espejo del sentir popular. Es crucial que la presidenta Boluarte y su administración tomen en serio los resultados de estas encuestas y consideren las preocupaciones expresadas por los ciudadanos. El camino hacia una mejora en la imagen y en la confianza de la población pasa no solo por la rectificación de las declaraciones erróneas, sino por un compromiso genuino y acciones concretas que respondan a las necesidades de la ciudadanía. De lo contrario, el abismo entre el gobierno y el pueblo solo seguirá creciendo, dejando a la administración en una situación cada vez más precaria.