Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El viernes, las fuerzas de seguridad de Guatemala llevaron a cabo un operativo sin precedentes en un complejo vinculado a Lev Tahor, una secta judía ultraortodoxa que ha sido objeto de controversia por su involucramiento en actos de explotación infantil y otras violaciones graves de derechos humanos. Según los fiscales guatemaltecos, al menos 160 niños y adolescentes fueron rescatados de este lugar, donde se sospecha que eran víctimas de trata de personas. Dimas Jiménez y Jiménez, un fiscal regional, explicó en una conferencia de prensa que las autoridades están considerando presentar cargos por varios delitos graves, incluyendo trata de personas, maltrato de menores y, en casos más alarmantes, embarazo forzado y violación. "Se sospecha que estos delitos habrían sido cometidos por un integrante de la comunidad", añadió Jiménez, destacando la gravedad de las acusaciones. La operación tuvo lugar tras la fuga de cuatro menores no guatemaltecos que lograron alertar a las autoridades sobre la situación en el complejo de Lev Tahor. Las declaraciones de estos jóvenes, junto con pruebas médicas y testimonios de exmiembros de la secta, han permitido establecer indicios sólidos de explotación y abuso sistemático dentro de la comunidad. Nancy Lorena Paiz García, fiscal especial contra la trata de personas, reiteró la complejidad del caso, señalando que se han identificado "modalidades de trata de personas en contra de estos menores de edad". Además de los rescates, las autoridades encontraron cadáveres enterrados en las instalaciones de la secta. Aunque no hay evidencia de que se hayan utilizado cementerios públicos para estos fines, la información sobre las muertes de menores suscita serias preocupaciones y requiere una investigación exhaustiva. La fiscal Paiz García indicó que esto es parte de un patrón más amplio de abuso que debe ser abordado con urgencia. Un despliegue masivo de casi 480 policías, soldados, fiscales y expertos en psicología participó en la redada, que se caracterizó por su organización y la intención de salvaguardar a los menores involucrados. Se confiscaron dispositivos electrónicos en busca de evidencia adicional y se realizaron registros exhaustivos del complejo, que estaba protegido por muros y cerraduras, lo que complicó los intentos anteriores de intervención por parte de las autoridades. El grupo Lev Tahor, que se originó en Jerusalén en la década de 1980, se ha reubicado varias veces, viviendo en países como Canadá antes de establecerse en Guatemala en la última década. Su estilo de vida cerrado y las estrictas normas que imponen a sus miembros han levantado numerosas alertas entre las autoridades. Lucrecia Prera, jefa de la Procuraduría de la Niñez y la Adolescencia, comentó que sus intentos de allanar el complejo en el pasado se vieron frustrados por el comportamiento defensivo de los miembros de la secta, quienes rodeaban a los funcionarios y realizaban danzas ceremoniales para obstaculizar el acceso. Desde 2018, las autoridades guatemaltecas han intensificado la vigilancia sobre Lev Tahor, recibiendo denuncias sobre situaciones alarmantes como embarazos forzados y matrimonios infantiles. Testimonios de antiguos miembros han descrito un entorno de privación y abuso, donde la falta de servicios básicos como alimentación y atención médica era la norma. Prera enfatizó que las condiciones eran insostenibles y que la vida de los menores estaba en riesgo. Las reacciones de Lev Tahor ante la intervención del gobierno han sido defensivas y despectivas. Antonio Guzmán, portavoz de la comunidad, ha denunciado lo que considera una persecución religiosa, acusando a las autoridades de acosarlos sin motivo. Sin embargo, el funcionario del Ministerio Público, Erick Eduardo Schaeffer Cabrera, aclaró que la acción no se dirige contra una comunidad religiosa en particular, sino contra crímenes que afectan la integridad de los menores, independientemente de la afiliación religiosa. Con este operativo, Guatemala se posiciona en una lucha más amplia contra la trata de personas y la explotación infantil, un problema que afecta a varios países de la región. La colaboración internacional y la intervención de las autoridades son esenciales para desmantelar redes de abuso que se esconden bajo el manto de comunidades cerradas y prácticas religiosas. Por último, la comunidad judía de Guatemala se ha distanciado de Lev Tahor, enfatizando que el grupo no forma parte de su asociación y expresando su apoyo a las investigaciones en curso. La situación plantea interrogantes sobre la protección de los derechos de los menores y la necesidad de que los estados actúen firmemente contra cualquier forma de abuso que tenga lugar, sin importar las creencias que puedan invocarse en su defensa.