El regreso de Trump desata la agitación mientras los líderes europeos luchan por la unidad contra Rusia.

El regreso de Trump desata la agitación mientras los líderes europeos luchan por la unidad contra Rusia.

A medida que Trump se prepara para regresar a la política, los líderes europeos enfrentan inestabilidad y desafíos para unirse contra la agresión rusa y su influencia.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política

A medida que el presidente electo Donald J. Trump se prepara para reingresar a la arena política, los líderes europeos se encuentran navegando un paisaje traicionero marcado por la inestabilidad interna y una crisis geopolítica en evolución. Este trasfondo incierto se sintió de manera palpable durante una reciente cena en Bruselas a la que asistieron el presidente ucraniano Volodyr Zelensky y varios funcionarios europeos. Mientras que la discusión inmediata giró en torno a la guerra en curso en Ucrania, quedó claro que la inminente influencia de Trump se cernía sobre la reunión, planteando profundas preguntas sobre la capacidad de Europa para mantener un frente unido contra la agresión rusa. La situación en toda Europa es todo menos estable. El canciller alemán Olaf Scholz está lidiando con las consecuencias de un colapso gubernamental, mientras que en Francia, el presidente Emmanuel Macron se enfrenta a una posición política debilitada alimentada por meses de agitación interna. Esta fragmentación política obstaculiza gravemente la capacidad de Europa para responder con firmeza al resurgimiento de Trump, quien ha expresado previamente escepticismo sobre el apoyo continuo a Ucrania. Wolfgang Ischinger, exembajador alemán en EE. UU. y figura profundamente familiarizada con la diplomacia europea, capturó este sentimiento de manera sucinta: “No estamos bien equipados, eso es seguro”. Señaló que el actual discurso político en Alemania es polarizador, complicando la capacidad de la nación para interactuar de manera significativa con la próxima administración de Trump. A pesar de estos desafíos, Macron muestra disposición a adoptar una postura proactiva, proponiendo recientemente el establecimiento de una fuerza de mantenimiento de la paz europea en Ucrania. Sin embargo, tales iniciativas han encontrado respuestas tibias de otros funcionarios europeos, que están preocupados por sus propias crisis nacionales, incluyendo problemas económicos y el auge del populismo de extrema derecha. El posible resurgimiento de Trump en el escenario internacional también ha dado lugar a propuestas controvertidas, como la creación de una zona de amortiguamiento entre las tropas ucranianas y rusas, con una significativa presencia de tropas europeas. Esta noción ha suscitado escepticismo y resistencia en importantes capitales europeas, particularmente en Berlín y Londres, donde el despliegue de tropas ha sido durante mucho tiempo un tema polémico. Jeremy Shapiro, director de investigación del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, desestimó la idea de la zona de amortiguamiento como impráctica y en gran medida teatral, enfatizando que cualquier participación europea en tal medida requeriría el respaldo de EE. UU. Lo que sigue siendo crucial, argumenta, es que los líderes europeos aseguren que sus voces sean escuchadas en cualquier negociación diplomática que involucre a EE. UU., Ucrania y Rusia, una tarea cada vez más compleja dada la turbulencia política que aflige a las potencias europeas. Para complicar aún más las cosas, el Reino Unido se encuentra en una posición delicada tras el Brexit. El primer ministro Keir Starmer enfrenta la abrumadora tarea de realinear a Gran Bretaña con sus socios europeos mientras gestiona importantes desafíos económicos y una creciente amenaza de populismo de derecha. Incluso con una sustancial mayoría laborista, el gobierno de Starmer se ve obstaculizado por el legado del Brexit, que limita su capacidad para asumir un papel de liderazgo similar al de Tony Blair en años anteriores. A medida que el panorama político cambia, Italia y Polonia emergen como candidatos poco probables para liderar la respuesta de Europa. La primera ministra de derecha de Italia, Giorgia Meloni, está atrayendo atención por su capacidad para relacionarse con Trump, mientras que Donald Tusk de Polonia está listo para asumir un papel más prominente al asumir la presidencia del Consejo de la Unión Europea el próximo año. Sin embargo, los expertos siguen siendo escépticos sobre si estas naciones pueden realmente llenar el vacío de liderazgo dejado por potencias más grandes. Las preocupaciones sobre la cohesión de la Unión Europea se han intensificado con la perspectiva del regreso de Trump. Como señaló Peter Ricketts, exasesor de seguridad nacional británico, la falta de un liderazgo sólido en capitales clave puede alentar la actitud despectiva de Trump hacia la UE, reminiscentes de su primer mandato. Gérard Araud, exembajador francés en EE. UU., expresó un sentimiento similar, enfatizando que la actual fragilidad política entre las naciones líderes de Europa es sin precedentes. A medida que el continente lidia con estas realidades, la necesidad de unidad contra las potencialmente divisivas estrategias de Trump se vuelve cada vez más evidente. Mientras algunos líderes intentan involucrarse diplomáticamente con el expresidente, queda por ver si tales esfuerzos serán suficientes para evitar la discordia y asegurar una respuesta europea coherente a los desafíos planteados por Rusia y el cambiante orden mundial. Mientras tanto, un factor crucial se cierne sobre la política europea: las próximas elecciones en Alemania y las subsiguientes negociaciones de coalición, que probablemente darán forma a la dirección estratégica del continente durante los próximos meses. Las apuestas son altas, y como ha demostrado la historia, el camino a seguir requerirá tanto destreza diplomática como una resolución colectiva para navegar la compleja interacción de intereses nacionales en medio de un paisaje internacional impredecible.

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