Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La carrera contrarreloj del plan de financiación verde del presidente Joe Biden se intensifica a medida que se acerca la fecha de transición hacia una administración que podría desmantelar los avances en energías renovables. El ambicioso plan de 400.000 millones de dólares, diseñado para impulsar tecnologías limpias y sostenibles, se encuentra en un punto crítico, con la Oficina de Programas de Préstamos (LPO) del Departamento de Energía esforzándose por cerrar acuerdos millonarios antes de que el presidente electo Donald Trump asuma el cargo. Desde el inicio de su administración, Biden ha utilizado la LPO como una herramienta clave para financiar proyectos innovadores que otros prestamistas pueden considerar demasiado arriesgados. Hasta ahora, han sido aprobados préstamos por cientos de millones de dólares, incluidos 9.200 millones de dólares para Ford Motor Co. y 1.500 millones de dólares para Holtec International Corp. Sin embargo, con más de 40.000 millones de dólares en compromisos condicionales en el aire, el futuro de estos proyectos es incierto. Recientemente, la LPO ha anunciado nuevas garantías de préstamos, incluyendo 4.900 millones de dólares para Invenergy LLC y 6.600 millones de dólares a Rivian Automotive Inc. Sin embargo, analistas y exfuncionarios han señalado que, si no se concretan antes de que Trump asuma, podrían quedar en el limbo. Kennedy Nickerson, un exasesor en la LPO, advirtió sobre la difícil tarea que tiene el Departamento de Energía para finalizar estos acuerdos en un tiempo récord, subrayando que el proceso burocrático es complejo y requiere de la colaboración de los prestatarios. Jigar Shah, director de la LPO, reconoció que el cierre de estos préstamos depende en gran medida de la velocidad con la que los prestatarios puedan completar los procesos de evaluación. Mientras que los prestatarios actuales parecen más motivados que en el pasado para actuar rápidamente, el tiempo apremia y el margen para maniobrar es escaso. La presión de una posible administración Trump, que podría reorientar la financiación hacia fuentes de energía más tradicionales, añade un nivel extra de urgencia a la situación. Durante su primer mandato, Trump mostró un claro desinterés por el programa de préstamos de energía limpia y, en esta nueva administración, sus asesores han manifestado intenciones de revisar y posiblemente rescindir acuerdos de financiación que perciben como contrarios a sus intereses. Vivek Ramaswamy, uno de los principales asesores de Trump, ha prometido examinar minuciosamente los préstamos otorgados en las últimas semanas de la administración Biden. Jonathan Silver, exjefe de la LPO bajo Obama, advirtió que el intento de los republicanos por desmantelar el programa podría resultar contraproducente. “La mayor ironía es que al intentar frenar esta inevitable transformación, podrían estar creando las condiciones para que se implementen mandatos gubernamentales más estrictos en el futuro”, explicó. Este comentario resalta la tensión inherente entre los objetivos económicos y medioambientales y los objetivos políticos. La LPO, respaldada por la Ley Climática de Biden, todavía tiene casi 400.000 millones de dólares disponibles para préstamos. Sin embargo, con 18 préstamos aún pendientes de cierre y un proceso que requiere un promedio de más de 200 días para completar, la perspectiva de cerrar todos los acuerdos antes de la llegada de la nueva administración parece cada vez más difícil. Pat Gruber, CEO de GEVO Inc., expresó escepticismo sobre la posibilidad de que su préstamo de 1.460 millones de dólares se finalice antes de la transición, subrayando los desafíos de reunir capital y cumplir con los requisitos del Departamento de Energía. Si bien mantiene la esperanza de que el nuevo gobierno continúe apoyando su proyecto, la incertidumbre es palpable en el sector. La recuperación de fondos para los proyectos financiados por la LPO no será una tarea fácil para la administración Trump. Peter Davidson, exdirector de la LPO, explicó que los préstamos ya otorgados son contratos vinculantes, lo que significa que la nueva administración se enfrentará a dificultades legales si decide rescindirlos. Esto podría complicar aún más la transición y limitar la capacidad de Trump para implementar sus políticas energéticas. El desempeño de la LPO en el pasado también ha sido objeto de escrutinio. La quiebra de Solyndra en 2011, tras recibir un préstamo significativo, generó una fuerte reacción política y puso en el centro del debate la eficacia de estos tipos de inversiones gubernamentales. Desde entonces, la LPO ha adoptado un enfoque más cauteloso, buscando evitar errores pasados que podrían socavar la confianza en el programa. En medio de la incertidumbre, las empresas del sector de la energía limpia continúan enfrentando desafíos tanto regulatorios como financieros para asegurar los fondos necesarios para innovar. A medida que el reloj avanza y la fecha de la toma de posesión se aproxima, los actores clave en el panorama energético observan con ansiedad cómo se desarrollan los acontecimientos, mientras el futuro de la financiación verde en Estados Unidos pende de un hilo.