Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El reciente asesinato del CEO de UnitedHealthcare ha reavivado el debate en torno al sistema de salud de Estados Unidos, un discurso que ha estado notablemente ausente en el ciclo electoral de 2024. Mientras la nación lidia con esta tragedia, las opiniones han estallado en las redes sociales y en artículos editoriales, destacando las visiones divergentes sobre el papel de los aseguradores de salud y la estructura del sistema en sí. Algunos comentaristas, como el columnista del New York Times Bret Stephens, han retratado al ejecutivo asesinado como un "héroe de la clase trabajadora", mientras que otros, incluido el bloguero Noah Smith, han argumentado que los aseguradores de salud son simplemente "intermediarios", sugiriendo que no son la causa raíz de los problemas sistémicos que aquejan a la atención médica estadounidense. En medio de esta discusión, CNN ha adoptado una postura peculiar, afirmando que el público estadounidense tiene responsabilidad en el estado actual del sistema de salud porque muchos expresan satisfacción con sus planes de seguro individuales. Este argumento se elaboró durante un segmento de CNN con el presentador John Berman y el reportero de datos políticos Harry Enten. Hicieron referencia a una encuesta de Gallup que indicaba una insatisfacción generalizada con el sistema de salud en su conjunto y los costos desorbitados, contrastada con un número significativo de estadounidenses que expresaron satisfacción con sus propios planes de salud. La afirmación de Berman de que a los estadounidenses "les gusta su atención médica" mientras también reconocía los defectos del sistema parecía sugerir una contradicción que él consideraba "complicada". Esta narrativa resuena con un punto de conversación popular en la industria: que la satisfacción con la cobertura de salud personal disminuye la necesidad de una reforma sistémica. Sin embargo, esta perspectiva no toma en cuenta las matices de la experiencia estadounidense con la atención médica. Muchos pueden sentirse satisfechos con su seguro hasta que realmente necesiten servicios médicos sustanciales, momento en el cual pueden enfrentar obstáculos como reclamaciones denegadas o gastos de bolsillo exorbitantes. Una mayoría de los estadounidenses reconoce que EE. UU. gasta significativamente más en atención médica que otras naciones avanzadas, sin embargo, los resultados siguen siendo desalentadores, con altos niveles de insatisfacción respecto a los costos y el acceso. Los comentarios de Enten ilustraron aún más la desconexión entre la satisfacción individual y los problemas sistémicos, sugiriendo que la aprobación de los estadounidenses hacia su atención médica personal refleja una apatía más amplia hacia la reforma sistémica. Sin embargo, trasladar la culpa al público ignora la realidad de que la mayoría de los estadounidenses carecen de poder sobre las políticas que moldean sus experiencias de atención médica. Las dinámicas políticas están fuertemente influenciadas por poderosos intereses corporativos, que se benefician del statu quo. La idea de que el sentimiento de los votantes es el catalizador para la continuidad del sistema actual es fundamentalmente errónea. Históricamente, el público ha expresado un deseo de reforma, evidenciado por el apoyo a iniciativas como Medicare para Todos, sin embargo, el poder corporativo arraigado y la corrupción política a menudo frustran un cambio significativo. Administraciones anteriores han fracasado en cumplir con las reformas prometidas; Donald Trump, por ejemplo, hizo campaña en contra de los aseguradores de salud, pero hizo poco para desafiar su dominio durante su mandato. De manera similar, Joe Biden, quien abogó por una opción pública durante su campaña, ha descuidado desde entonces esta promesa. La realidad es que la industria de la salud prospera en el marco existente. Los cabilderos de los aseguradores de salud y las compañías farmacéuticas ejercen una inmensa influencia, lo que dificulta que los políticos implementen reformas que interrumpan sus márgenes de ganancias. Esto fue evidente durante las negociaciones de la Ley de Cuidado Asequible, donde una fuerte resistencia de los cabilderos de la industria resultó en la eliminación de disposiciones clave de reforma. A medida que se acerca la elección de 2024, las discusiones sobre la reforma de la atención médica siguen ausentes en gran medida. La preocupación de los votantes por los costos de la atención médica persiste, pero los candidatos ofrecen promesas vagas o retroceden a fracasos pasados. El clima político actual, exacerbado por posibles movimientos republicanos para recortar el acceso a Medicaid y permitir que se extingan subsidios ampliados, ilustra una trayectoria preocupante para el panorama de la atención médica. En resumen, la narrativa que sugiere que los estadounidenses son responsables del estado actual del sistema de atención médica no solo malinterpreta los sentimientos del público, sino que también ignora la profunda influencia de los intereses corporativos y la inercia política. La culpa no recae en el electorado, sino en un sistema diseñado para priorizar el lucro sobre la atención al paciente, dejando a los individuos con opciones limitadas y un sentido de impotencia en medio de los crecientes desafíos de atención médica.