Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un mundo cada vez más definido por el escepticismo, la reciente Cumbre DealBook reunió a una multitud de voces para abordar el problema urgente de la confianza, o la falta de ella, en nuestras instituciones y líderes. A medida que se desarrollaba el encuentro, quedó claro que la narrativa predominante era una de desilusión, no solo con los funcionarios electos, sino también con los ejecutivos que dirigen las corporaciones que moldean nuestras vidas diarias. La reflexión de Jeff Bezos, “Hace mucho tiempo que renuncié a ser bien entendido”, resonó profundamente durante la cumbre. Encapsuló una verdad con la que muchas figuras públicas luchan: la dificultad de lograr una comprensión genuina en un paisaje polarizado. El Sr. Bezos destacó los desafíos inherentes a la navegación de la percepción pública, sugiriendo que si uno cree que entiende completamente a una figura pública, probablemente no lo haga. Este es un sentimiento que refleja nuestra lucha colectiva por evaluar la confiabilidad en medio de una avalancha de narrativas contradictorias. La cumbre contó con figuras notables, incluido el Príncipe Harry, quien planteó preguntas sobre la fiabilidad de las fuentes de información, presionando a la audiencia a considerar cómo puede existir la responsabilidad en un paisaje plagado de desinformación. Esta noción de responsabilidad fue reiterada por el ex presidente Bill Clinton, quien discutió de manera franca las complejidades de las evaluaciones de carácter en el liderazgo. Los comentarios de Clinton sobre cómo el público define el carácter, especialmente a la luz de figuras históricas con fallas morales, sirvieron como un recordatorio contundente de la naturaleza subjetiva de la confianza. A medida que la cumbre progresaba, surgió un cambio claro en las expectativas del público hacia los líderes y las corporaciones. Alex Cooper, una destacada podcaster, señaló que los jóvenes, particularmente la Generación Z, son cada vez más escépticos respecto a que les digan en qué deben creer. Buscan autonomía para formar sus opiniones, una tendencia que tiene consecuencias para la forma en que las empresas comunican sus misiones. Sundar Pichai, CEO de Google y Alphabet, reconoció esta evolución cultural, señalando que, aunque los valores de su empresa se mantienen constantes, los métodos de participación deben adaptarse a los tiempos. La conversación tomó un giro crítico al discutir la inteligencia artificial, un ámbito que ha generado un intenso debate sobre la seguridad y la ética. Pichai hizo referencia a la salida de Geoffrey Hinton de Google, destacando las preocupaciones sobre las repercusiones de las tecnologías de IA. La dicotomía entre el optimismo por el potencial de la IA y la alarma por sus implicaciones subrayó la urgencia de que la sociedad navegue por estas innovaciones con cautela. Sam Altman, CEO de OpenAI, defendió el despliegue rápido de tecnologías de IA, abogando por el aprendizaje iterativo como un camino para construir confianza. Su perspectiva sugiere que la única forma de fomentar la confianza en la IA es a través de la aplicación en el mundo real, incluso cuando persisten las preocupaciones sobre su seguridad y uso ético. La cumbre también abordó la confianza en la equidad de género, con Thasunda Brown Duckett, CEO de TIAA, enfatizando que escuchar es fundamental para establecer confianza. Su afirmación de que ser escuchado es primordial destaca que el clamor de descontento de varios grupos demográficos a menudo proviene de un deseo de reconocimiento y comprensión. Quizás la reflexión más urgente provino de Jerome H. Powell, Presidente de la Reserva Federal, quien articuló la importancia de la confianza en el mantenimiento de la independencia de la institución. A medida que aumenta el escepticismo, Powell reconoció la necesidad de que la Reserva Federal gane activamente la confianza en lugar de simplemente confiar en su reputación establecida. En esencia, la Cumbre DealBook iluminó una verdad universal: la confianza es una mercancía cada vez más escasa en nuestra sociedad. Ya sea en política, negocios o tecnología, el llamado a la autenticidad, la responsabilidad y el compromiso genuino nunca ha sido más urgente. A medida que navegamos por estas aguas turbulentas, el desafío sigue siendo: ¿cómo reconstruimos la confianza en una era que lo cuestiona todo? La cumbre proporcionó una plataforma para un diálogo crítico, pero, en última instancia, las respuestas pueden residir en las acciones que los líderes tomen en el futuro.