Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha prometido una ofensiva significativa para atraer inversiones en el país, anunciando que otorgará permisos medioambientales de forma acelerada a aquellos individuos o empresas que realicen una inversión mínima de 1,000 millones de dólares. Este anuncio, realizado a través de su red social Truth Social, ha generado un intenso debate sobre las posibles implicaciones medioambientales y económicas de esta medida. En su mensaje, Trump hizo énfasis en su compromiso por facilitar el camino a grandes capitales, utilizando un tono enérgico que instaba a la acción. "¡PREPÁRENSE PARA LA ACCIÓN!", exclamó, dejando claro que su administración buscará eliminar obstáculos burocráticos que, según él, entorpecen el crecimiento económico. Sin embargo, la falta de detalles concretos en su propuesta deja muchas preguntas sin respuesta. Uno de los aspectos más notorios de su anuncio es la mención específica de los permisos ambientales, que han sido un punto de fricción en la política estadounidense. Al nombrar a Lee Zeldin, un excongresista de Nueva York conocido por su oposición a las regulaciones medioambientales, para dirigir la Agencia de Protección Ambiental (EPA), Trump parece estar preparando el terreno para un cambio radical en la forma en que se gestionan estos permisos. Zeldin, que tiene escasa experiencia en el ámbito medioambiental, es visto como un aliado clave en la misión de Trump de relajar las regulaciones que, en su opinión, sofocan el crecimiento empresarial. Esta elección ha sido recibida con preocupación por grupos ambientalistas, quienes temen que esto conduzca a una mayor degradación del medio ambiente en nombre del crecimiento económico. La propuesta de Trump no solo se limita a los permisos medioambientales. También se alinea con su promesa de ampliar los recortes de impuestos a las grandes corporaciones, una estrategia que busca incentivar la producción nacional. La reducción de la tasa impositiva del 21% al 15% para las empresas que manufacturan en Estados Unidos es parte de un esfuerzo más amplio por reactivar la economía y generar empleo. Trump ha reiterado su escepticismo sobre el cambio climático, defendiendo el uso de combustibles fósiles y prometiendo “perforar al máximo” para aprovechar los recursos naturales del país. Este enfoque contrasta marcadamente con la administración de Joe Biden, que ha promovido una transición energética hacia fuentes renovables y ha buscado reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Es importante recordar que Estados Unidos es el segundo mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero, y la política de Trump ha sido criticada tanto a nivel nacional como internacional por su falta de compromiso con la lucha contra el cambio climático. Durante su primer mandato, el ex presidente retiró al país del acuerdo de París, una decisión que Biden ya ha revertido y que Trump ahora amenaza con anular nuevamente. A medida que se acerca su asunción, la administración de Trump se enfrenta a un delicado equilibrio entre estimular la inversión económica y mantener un compromiso con la protección del medio ambiente. La preocupación por las posibles consecuencias de su enfoque ha llevado a un levantamiento de voces tanto a favor como en contra de estas políticas, lo que sugiere que el debate sobre el futuro ambiental y económico de Estados Unidos está lejos de resolverse. La comunidad empresarial se encuentra dividida. Algunos ven en la iniciativa de Trump una oportunidad para atraer inversiones y revitalizar sectores clave de la economía, mientras que otros advierten sobre los riesgos potenciales de un enfoque que prioriza el crecimiento económico a expensas de la sostenibilidad ambiental. A medida que se desarrollan los acontecimientos, será fundamental observar cómo la administración de Trump implementa estas políticas y los efectos que tendrán en el medio ambiente, la economía y la salud pública en los próximos años. La promesa de permisos acelerados podría traducirse en un impulso significativo para algunos sectores, pero también plantea serias preguntas sobre el futuro del compromiso de Estados Unidos con la protección del medio ambiente.