Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que el Abierto de EE. UU. se acerca a su temporada alta, el revuelo en torno a su cóctel emblemático, el Honey Deuce, nunca ha sido tan palpable. Oscar Peña, el supervisor principal del bar Grey Goose ubicado en la bulliciosa zona de comida del Centro Nacional de Tenis USTA Billie Jean King, dedica 14 horas cada día para asegurarse de que esta refrescante bebida se sirva a los ansiosos aficionados. Con ventas diarias que superan las 5,000, el Honey Deuce se ha vuelto tan sinónimo del Abierto de EE. UU. como los propios partidos. El cóctel, una deliciosa mezcla de vodka, limonada y licor de frambuesa adornado con bolitas de melón honeydew, fue presentado como la bebida oficial del torneo en 2008 y desde entonces ha experimentado un notable aumento en popularidad. Su ingenioso nombre, una fusión de "honeydew" y "deuce", refleja la emoción del torneo, donde los momentos tensos resuenan con el marcador del juego 40-40. A medida que el torneo avanza, las estadísticas son asombrosas. El año pasado, se vendieron aproximadamente 460,000 Honey Deuces, generando la asombrosa cifra de $10.1 millones en ingresos. Este año, con un aumento de precio a $23 por bebida, la USTA anticipa que las ventas superarán las 500,000, llevando los ingresos totales a $11.5 millones. Esta creciente demanda se atribuye no solo a un aumento en la venta de entradas, sino también a mejoras en la eficiencia del servicio. Un nuevo sistema de barril permite una preparación rápida de cócteles, reduciendo el tiempo de mezcla a solo 12 segundos por bebida, asegurando que los aficionados pasen menos tiempo esperando y más tiempo disfrutando de los partidos. El creador de la bebida, Nick Mautone, recuerda los orígenes del Honey Deuce. Inspirado por una ensalada de frutas que preparó antes de una cena hace casi dos décadas, la visión de Mautone era diseñar un cóctel refrescante que resonara con el tema del tenis. La semejanza de las bolitas de melón honeydew con las pelotas de tenis fue un golpe de genialidad creativa. Hoy en día, la calidad ligera y refrescante de la bebida la convierte en una compañera ideal para el calor abrasador del verano durante el torneo. Detrás de escena, la logística de servir un volumen tan alto de cócteles es nada menos que impresionante. La operación funciona las 24 horas, con equipos nocturnos asegurándose de que los suministros se repongan y estén listos para la demanda del día siguiente. De hecho, incluso hay una "sala de peloteo de melones" dedicada donde se preparan y ensartan las bolitas de honeydew para los cócteles. Peña abraza este caos organizado, comparando su papel en la operación con el de un base o un mariscal de campo, marcando el tono para el ajetreado día que se avecina. El Honey Deuce ha trascendido su estatus como una simple bebida; se ha convertido en un fenómeno cultural. Los aficionados ahora participan frecuentemente en la práctica de apilar sus copas de recuerdo en “serpientes” y compartir sus momentos exuberantes en las redes sociales, donde la vibrante presentación del cóctel lo convierte en un favorito para las publicaciones de Instagram. La bebida emblemática ha encontrado su nicho junto a bebidas históricas como el mint julep en el Derby de Kentucky y el Pimm's Cup en Wimbledon. A medida que el sol se pone y la emoción en el Estadio Arthur Ashe se intensifica, es común ver a celebridades disfrutando de sus Honey Deuces, consolidando aún más el lugar de la bebida en la experiencia del Abierto de EE. UU. Peña, en medio del torbellino de pedidos y risas, siente un profundo orgullo al saber que desempeña un papel vital en la creación de recuerdos para los miles de aficionados que asisten al torneo. "Me encanta cómo no es solo una bebida; es parte de la aura del Abierto de EE. UU.", reflexiona Peña, enfatizando el papel integral del cóctel en el evento. A medida que el torneo continúa, también lo hace el legado del Honey Deuce, un testimonio de la intersección entre el deporte, la hospitalidad y la tradición, siempre en evolución en los corazones y manos de los aficionados.