Crisis de derechos humanos en El Salvador agrava la situación bajo Bukele

Crisis de derechos humanos en El Salvador agrava la situación bajo Bukele

El estado de excepción en El Salvador ha generado críticas por abusos de derechos humanos y detenciones arbitrarias, según la CIDH.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro
Política

La situación en El Salvador ha tomado un giro alarmante en los últimos años, especialmente desde que el gobierno del presidente Nayib Bukele implementó un estado de excepción en marzo de 2022. Este decreto, que se introdujo como respuesta a un aumento en la violencia vinculado a las pandillas, ha sido objeto de críticas contundentes por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que recientemente denunció "abusos en el uso de la fuerza" durante este periodo. La CIDH ha instado al gobierno salvadoreño a derogar esta medida, advirtiendo que no puede convertirse en un componente permanente de su política de seguridad. Desde la implementación del estado de excepción, se han reportado más de 73.000 detenciones, muchas de las cuales han sido catalogadas como arbitrarias. Según el informe de la CIDH, estas detenciones han llevado a la imposición de prisión preventiva en un gran número de casos, lo que ha suscitado serias preocupaciones sobre el respeto a los derechos humanos en el país. La Comisión ha destacado la alarmante frecuencia con la que se han llevado a cabo detenciones ilegales y allanamientos sin orden judicial. En un contexto de creciente tensión social, la CIDH ha documentado múltiples denuncias de violaciones a los derechos humanos que van desde el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades hasta la vulneración de derechos de grupos particularmente vulnerables, como niños y adolescentes. La falta de un control judicial adecuado sobre las detenciones y el uso de audiencias masivas también han sido señalados como problemas graves que amenazan el principio del debido proceso. Uno de los aspectos más escalofriantes del informe es la cifra de entre 189 y 200 muertes de personas detenidas que la CIDH ha logrado verificar. Estos datos arrojan una sombra inquietante sobre la gestión del sistema penitenciario y la protección de los derechos de los detenidos en El Salvador, un país que ya lidia con una reputación arriesgada en términos de derechos humanos. El gobierno de Bukele ha defendido su política de seguridad, argumentando que el estado de excepción ha sido fundamental para la protección de la población. Sin embargo, la administración también ha señalado que el informe de la CIDH carece de rigor metodológico y transparencia, sugiriendo que los datos presentados no reflejan la realidad en el terreno. A pesar de las críticas, el presidente ha mantenido su postura, enfatizando que la lucha contra las pandillas es una prioridad nacional. Por otro lado, la CIDH ha cuestionado la lógica detrás de la continuación del estado de excepción, afirmando que los datos reportados por el gobierno acerca de una mejora en la seguridad podrían indicar que la situación de emergencia ha sido superada. En este sentido, la Comisión enfatiza que la prolongación de la suspensión de derechos fundamentales no está justificada y que es imprescindible regresar a un estado de normalidad que respete los derechos humanos. En un contexto regional más amplio, las críticas a la política de Bukele no son aisladas. En días recientes, la tragedica muerte de un niño venezolano que viajaba en un tren con migrantes en México ha añadido otra capa de urgencia a la discusión sobre la migración y la seguridad en América Latina. Este incidente subraya la precariedad de la situación para aquellos que buscan escapar de la violencia y la pobreza en sus países de origen. El panorama en El Salvador es complejo y requiere una atención internacional sostenida. La combinación de políticas de seguridad agresivas y violaciones a los derechos humanos plantea un dilema que no puede ser ignorado por la comunidad internacional. Mientras el gobierno insiste en que sus acciones son necesarias para garantizar la seguridad, la CIDH y otros organismos de derechos humanos continúan abogando por un enfoque más humanitario y respetuoso de las garantías fundamentales. La presión sobre el gobierno salvadoreño podría intensificarse, especialmente si continúa ignorando las recomendaciones de la CIDH. A medida que se desarrollan los acontecimientos, será crucial que los ciudadanos, tanto en El Salvador como en el resto de la región, sigan exigiendo justicia y transparencia en la gestión de la seguridad pública. La protección de los derechos humanos no debe ser sacrificada en nombre de la seguridad, y es responsabilidad de todos velar porque esta premisa se respete en cada rincón de América Latina.

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