Evo Morales reaviva tensiones en Bolivia con congreso partidista en Villa Tunari

Evo Morales reaviva tensiones en Bolivia con congreso partidista en Villa Tunari

Evo Morales convoca un congreso partidista que se convierte en "ampliado nacional", reavivando tensiones en el MAS y demandando su candidatura para 2025.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política

Evo Morales, el expresidente boliviano que gobernó entre 2006 y 2019, ha reavivado la tensión política en el país al convocar a un congreso partidista que, bajo la presión de sus seguidores, se transformó en un "ampliado nacional". La reunión, celebrada en Villa Tunari, Cochabamba, se centró en la defensa de su candidatura a las elecciones generales de 2025 y, sorprendentemente, los asistentes advirtieron que, si es necesario, se bloquearán carreteras para hacer "respetar" esta postulación. La decisión de Morales de llevar a cabo esta reunión refleja la creciente fractura en el Movimiento al Socialismo (MAS), partido que él mismo fundó. Pese a que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no supervisó el congreso planteado originalmente, Morales afirmó que está "habilitado legalmente" para ser candidato, un argumento que fue desestimado por el organismo electoral. Este tipo de desafíos abre una nueva etapa de incertidumbre política en Bolivia, donde los conflictos internos entre facciones rivales se han vuelto cada vez más evidentes. En un ambiente cargado de tensiones, el exmandatario enfatizó que "lo que se decida aquí se hace en toda Bolivia", y que las decisiones tomadas por sus seguidores deben ser acatadas por el Gobierno y el TSE. Esta declaración revela no solo su intención de mantener el control sobre el MAS, sino también su desafío directo hacia el actual presidente, Luis Arce, quien ha intentado distanciarse de las decisiones de Morales y su grupo afín. El conflicto entre las facciones del MAS se ha intensificado desde 2021, cuando Morales y Arce comenzaron a distanciarse, lo que ha llevado a una lucha interna por el liderazgo del partido. Arce y el vicepresidente, David Choquehuanca, no asistieron a la reunión, argumentando que las organizaciones sociales, la base del partido, no estaban debidamente representadas. Este desacuerdo pone de manifiesto la falta de unidad en el MAS y la complejidad del panorama político boliviano. Otro punto de fricción entre las facciones es la anulación de las elecciones primarias, acordada por todas las fuerzas políticas menos por los seguidores de Morales. Este hecho ha sido interpretado por sus adeptos como un intento del Gobierno para frenar su candidatura y limitar su influencia política. Morales ha calificado estas decisiones como parte de un plan calculado para debilitar su posición y la de sus seguidores. Además, el TSE ha emitido advertencias al MAS por no cumplir con los procedimientos requeridos para la renovación de su directiva. Si el partido no actúa ante estas advertencias, podría enfrentar la pérdida de su personalidad jurídica, lo que aumentaría la presión sobre Morales y sus afines para consolidar su control y legitimidad dentro del partido antes de la elección de 2025. La situación se complica aún más con la polarización que se ha generado entre los sectores del MAS. Algunos líderes advierten que la insistencia en la candidatura de Morales podría fracturar aún más al partido y abrir la puerta a una posible debacle electoral en el futuro. La falta de consenso y el aumento de las tensiones internas no solo amenazan la cohesión del MAS, sino también la estabilidad política del país en su conjunto. En este contexto, la figura de Morales sigue siendo polarizante. Sus seguidores lo ven como un líder que representa los intereses de las clases trabajadoras y campesinas, mientras que sus detractores lo acusan de intentar regresar al poder por la puerta trasera, lo que podría desestabilizar el país. La lucha por la dirección del MAS es un reflejo de una batalla más amplia en Bolivia, donde la identidad política y la memoria histórica están en juego. El futuro de la política boliviana se presenta incierto. Con la presión de los sectores afines a Morales y la resistencia del Gobierno, la situación podría desembocar en un conflicto abierto que afecte tanto a la gobernabilidad como a la economía. Mientras las calles podrían ser testigos de bloqueos y protestas, la comunidad internacional observa con atención, esperando que las instituciones bolivianas encuentren un camino hacia la reconciliación y la estabilidad.

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