Colombia, EE.UU. y Panamá unen fuerzas para enfrentar crisis migratoria en el Darién

Colombia, EE.UU. y Panamá unen fuerzas para enfrentar crisis migratoria en el Darién

Colombia, EE.UU. y Panamá buscan coordinar esfuerzos para enfrentar la crisis migratoria y asegurar rutas más seguras para los migrantes.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política

Los gobiernos de Colombia, Estados Unidos y Panamá han dado un paso significativo hacia la creación de un enfoque coordinado para abordar la creciente crisis migratoria en la región. En una reunión celebrada en Cartagena, Colombia, los representantes de estos países acordaron incentivar el diálogo con otras naciones que forman parte de la ruta migratoria de miles de personas que, en su intento por llegar a Estados Unidos, se ven obligadas a atravesar la peligrosa selva del Darién. Este diálogo tiene como objetivo fomentar alternativas más seguras y humanas que ayuden a reducir la migración irregular. La situación actual es alarmante. Según datos recientes, más de medio millón de migrantes cruzaron el Darién el año pasado, y en lo que va de 2023, más de 231,075 migrantes han realizado este mismo cruce. La mayoría de estos migrantes provienen de Venezuela, un país que enfrenta una crisis política y económica profunda, lo que ha llevado a millones de sus ciudadanos a buscar mejores oportunidades en el extranjero. El canciller panameño, Javier Martínez-Acha, ha señalado que es crucial abordar las causas profundas que están impulsando este éxodo masivo. Durante la reunión, fue evidente que los tres países reconocen que la responsabilidad de la migración irregular es compartida y debe abordarse desde una perspectiva multidimensional y de derechos humanos. El secretario de Seguridad Nacional de EE.UU., Alejandro Mayorkas, expresó su intención de ampliar la colaboración con Colombia y Panamá, así como con otros socios en la región, para desarrollar estrategias efectivas que aborden este desafío migratorio. Colombia ha implementado un programa de regularización para migrantes venezolanos, permitiendo que más de 2.5 millones de personas obtengan documentos de identidad y acceso a servicios básicos. Este esfuerzo ha sido fundamental para ofrecer un mínimo de estabilidad a los migrantes que llegan al país. Panamá, por su parte, ha intensificado sus programas de repatriación, especialmente para aquellos migrantes en situación irregular. La problemática en el Darién es compleja; no solo se trata de la cantidad de migrantes, sino también de las redes de tráfico de personas que explotan su vulnerabilidad. Los tres países han acordado trabajar juntos para desmantelar estas redes, con Colombia identificando la participación del cártel Clan del Golfo en estas actividades ilícitas. La lucha contra el tráfico de personas es esencial para garantizar la seguridad de quienes intentan cruzar esta peligrosa ruta. Además, la colaboración entre Panamá y Estados Unidos ha dado resultados inmediatos. La semana pasada se llevó a cabo el primer vuelo de deportación de migrantes que no cumplían con las condiciones legales para permanecer en Panamá, marcando el inicio de un proceso más amplio para abordar la situación de migrantes de diversas nacionalidades, incluidos colombianos, ecuatorianos e incluso ciudadanos de India y África. La declaración conjunta tras la reunión en Cartagena ha subrayado la importancia de abordar esta crisis de manera coordinada, lo que incluye la realización de una reunión técnica en un plazo máximo de 90 días. En esta reunión se espera que se elaboren y presenten un cronograma y un plan de ejecución que refleje los compromisos adquiridos. El camino hacia una solución a esta crisis migratoria es largo y complicado, pero los esfuerzos conjuntos entre Colombia, Estados Unidos y Panamá son un paso en la dirección correcta. La situación en el Darién no solo posee implicaciones regionales, sino que también es un problema que afecta a la comunidad internacional, lo que hace necesario un enfoque colaborativo que involucre a todos los actores relevantes. Sin duda, la crisis migratoria en la región es un tema que seguirá generando debate y atención en los próximos meses. A medida que se implementen los acuerdos y se lleven a cabo más diálogos, será crucial observar cómo evolucionan estos esfuerzos y si logran realmente atender las necesidades de los migrantes, al mismo tiempo que se combate el tráfico de personas y se enfrentan las causas raíz del fenómeno migratorio. La protección y el respeto por los derechos humanos de los migrantes deben ser siempre un componente central de cualquier estrategia que se desarrolle en este contexto.

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