Crisis política en Libia: El Banco Central suspende operaciones ante inestabilidad

Crisis política en Libia: El Banco Central suspende operaciones ante inestabilidad

El Banco Central de Libia suspende operaciones por crisis política y tensiones, afectando gravemente la economía y servicios financieros.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política

El Banco Central de Libia (BCL) ha decidido suspender sus operaciones en medio de una creciente crisis política que ha puesto de manifiesto las tensiones entre diversas facciones del gobierno. Esta decisión, anunciada el pasado fin de semana, se produce tras un intento fallido de asalto a la sede del banco, lo que ha llevado a un clima de inestabilidad y desconfianza en el sistema financiero del país. Sadiq Kabir, el gobernador del BCL, se ha negado a dejar su puesto, argumentando que el nombramiento de su sucesor es "inválido". Kabir ha denunciado ante la Fiscalía General que un "comité del Consejo Presidencial" intentó llevar a cabo una acción ilegal contra la sede del banco, lo que constituye un grave ataque a la integridad institucional del ente que él dirige. En respuesta a esta situación tensa, el Banco Saray de Comercio e Inversiones ha confirmado que cesará los servicios financieros proporcionados por el BCL, lo que incluye la compra de moneda extranjera y la ejecución de transferencias locales e internacionales a través de la plataforma Swift. La crisis no solo afecta al Banco Central, ya que varios bancos comerciales han seguido el ejemplo del BCL y han suspendido sus servicios, dejando a miles de ciudadanos y empresas en una situación precaria sin acceso a servicios bancarios fundamentales. Esta inestabilidad financiera ha comenzado a repercutir en la economía libia, que ya se encuentra en una situación delicada debido a la fragmentación política y los conflictos armados que han marcado la historia reciente del país. El conflicto se intensificó tras la decisión del Consejo Presidencial de Libia de reemplazar a Kabir por Mohamed Shukri, quien ha dejado claro que no aceptará el cargo sin un acuerdo entre el Alto Consejo de Estado y el Parlamento. Esta negativa ha generado aún más incertidumbre en un país donde los acuerdos políticos son difíciles de alcanzar y a menudo se ven obstaculizados por la falta de confianza entre las instituciones. Las reacciones a estos eventos han sido rápidas. Tanto el Alto Consejo de Estado como el Parlamento han denunciado el intento de asalto a la sede del BCL y han solicitado una investigación urgente por parte del fiscal general sobre lo que califican como un "allanamiento". Este llamado a la acción refleja la seria preocupación por el deterioro del orden público y la amenaza que representa para la gobernabilidad en el país. La tensión en Trípoli ha llevado a movilizaciones de fuerzas armadas, exacerbando un ambiente ya enrarecido por la lucha por el control del gobierno y de sus instituciones. Ante esta situación, el primer ministro del Gobierno de Unidad Nacional (GUN), Abdelhamid Dbeiba, ha anunciado la formación de un comité para asumir la seguridad de la capital. Esta medida busca restaurar el orden y evitar el uso de la fuerza por parte de grupos armados que han proliferado en la ciudad. El control de los cruces marítimos, aéreos y terrestres, así como de las instituciones públicas de Trípoli, ha sido asumido por el Ministerio del Interior, en un intento por estabilizar la situación y garantizar la seguridad de los ciudadanos. Sin embargo, la efectividad de estas medidas es cuestionada por muchos, dado el historial de inestabilidad que ha caracterizado a Libia en los últimos años. Kabir, por su parte, ha lanzado un llamado al ministro del Interior, Imad Trabelsi, para que proteja la sede del BCL y evite los intentos de asalto por parte de miembros del Consejo Presidencial. Esta situación pone de relieve no solo la fragilidad de las instituciones libias, sino también la lucha de poder existente entre diferentes facciones políticas y militares. A medida que la crisis se desarrolla, el futuro del Banco Central de Libia y la estabilidad financiera del país penden de un hilo. La comunidad internacional observa con preocupación, ya que la falta de un acuerdo político sostenible podría llevar a un colapso financiero que agrave aún más la ya precaria situación económica y social de Libia. La necesidad de un diálogo constructivo y de acuerdos políticos se hace más urgente que nunca en esta nación que busca encontrar un camino hacia la estabilidad y la paz.

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