Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente militarización de los aeropuertos pequeños en México ha suscitado un amplio debate sobre sus implicaciones y desafíos para el sector aeroportuario del país. En un movimiento que ha ido en aumento, el Gobierno mexicano ha comenzado a integrar a las Fuerzas Armadas en la gestión y operación de una serie de aeropuertos, así como de una aerolínea. Esta medida, si bien busca optimizar la administración de estos espacios, plantea interrogantes sobre la capacidad logística y empresarial de las instituciones militares en un área que ha sido tradicionalmente manejada por el sector civil. Los aeropuertos que ahora están bajo la administración de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar) son en su mayoría complejos de menor tamaño y con bajos niveles de afluencia. Esta situación representa un desafío significativo, ya que las Fuerzas Armadas deben desarrollar no solo un enfoque operativo, sino también un plan de negocios efectivo que les permita transformar estas instalaciones en generadores de ingresos sostenibles. Esto es particularmente crítico, dado que muchos de estos aeropuertos carecen de la infraestructura adecuada que permita atraer tráfico y maximizar su potencial. Julio Zugasti, especialista en la industria aérea, señala que el éxito de esta iniciativa dependerá en gran medida de la capacidad de las Fuerzas Armadas para implementar estrategias efectivas. “Para lograr escalar y ganar un mayor posicionamiento, será fundamental observar cómo desarrollan sus estrategias y el plan de negocios”, afirma Zugasti. Este enfoque en el desarrollo de planes sólidos es vital, ya que el éxito en la gestión de aeropuertos implica una comprensión profunda del entorno comercial y de la demanda local. La importancia de diversificar los ingresos más allá de las operaciones aeronáuticas es un aspecto que ha cobrado relevancia en los últimos años. Grupos aeroportuarios privados han demostrado que, para ser rentables, deben enfocarse en maximizar los ingresos no aeronáuticos, como los generados por servicios comerciales, estacionamientos y restaurantes. En este contexto, la transición hacia un modelo de negocio diversificado se convierte en un imperativo tanto para las entidades privadas como para las Fuerzas Armadas que ahora gestionan estos espacios. Un dato revelador proviene de OMA, que reportó ingresos no aeronáuticos que crecieron un 11.9% en el primer trimestre del año, impulsados por el aumento en tarifas de servicios y la expansión de su oferta comercial. Estos resultados destacan la importancia de contar con una infraestructura que no solo satisfaga las necesidades de los pasajeros, sino que también capitalice sobre oportunidades comerciales. Las experiencias de otros grupos como GAP y ASUR refuerzan esta idea, mostrando incrementos significativos en sus ingresos por servicios no aeronáuticos. La apertura de nuevos espacios comerciales y la renegociación de contratos han demostrado ser estrategias efectivas para aumentar los ingresos. Este modelo podría ser replicado por las Fuerzas Armadas, que ahora tienen la oportunidad de aplicar enfoques similares en los aeropuertos bajo su administración. Sin embargo, la clave del éxito no solo radica en la generación de ingresos, sino también en la identificación de la vocación de cada aeropuerto en función de su ubicación geográfica. Rosario Avilés, analista del sector, sugiere que es fundamental que estos aeropuertos desarrollen un rol claro, alineado con las características de la región. Por ejemplo, un aeropuerto cercano a una zona industrial podría beneficiarse enormemente al convertirse en un recinto fiscalizado, facilitando el comercio y la logística. A pesar de las oportunidades, el camino hacia una gestión exitosa de estos aeropuertos no será sencillo. Avilés enfatiza la necesidad de una política pública que respalde estas iniciativas, señalando que “lo que se necesita es darles una vocación clara, y para ello es imprescindible invertir”. Sin una estrategia estatal sólida que fomente el desarrollo de estos espacios, su potencial de crecimiento podría verse mermado. La militarización de los aeropuertos pequeños en México es un fenómeno que, si bien busca mejorar la gestión y operación de estas instalaciones, presenta desafíos significativos que deben ser abordados con seriedad y visión estratégica. A medida que las Fuerzas Armadas se adentran en este nuevo terreno, su capacidad para adaptarse y desarrollar un modelo de negocio robusto será crucial para el éxito de esta ambiciosa iniciativa. Aunque las expectativas son altas, el tiempo dirá si estas transformaciones se traducen en beneficios tangibles para el sector aeroportuario y la economía del país.