Mujeres iraníes desafían barreras legales y culturales en el mercado laboral

Mujeres iraníes desafían barreras legales y culturales en el mercado laboral

Las mujeres en Irán enfrentan barreras legales para trabajar, incluyendo permisos maritales, limitando su desarrollo profesional y autonomía.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política

En un entorno laboral donde las expectativas de género están profundamente arraigadas, las mujeres de Irán enfrentan una serie de barreras legales que limitan su capacidad para desarrollarse profesionalmente. Una de las exigencias más humillantes es la necesidad de presentar una autorización firmada por el esposo para poder acceder a un empleo. Este es el caso de Neda, quien con un máster en ingeniería en petróleo y gas, se vio obligada a demostrar que contaba con el permiso de su marido para poder trabajar, una experiencia que la dejó sintiéndose despojada de su autonomía. Esta situación no es un caso aislado, sino que refleja un patrón sistemático de discriminación en el mercado laboral iraní. Según un informe de 2024 del Banco Mundial, Irán se sitúa entre los peores países en términos de barreras legales de género, con solo Yemen, Cisjordania y Gaza ocupando posiciones más bajas. A pesar de que las mujeres representan más del 50% de los graduados universitarios, su participación en la fuerza laboral es alarmantemente baja, con solo un 12% en el ámbito laboral según datos de 2023. Las leyes que rigen el mercado laboral en Irán están enraizadas en un contexto cultural que favorece a los hombres como cabeza de familia y sustentadores principales. Este entorno sumado a la falta de marcos legales que protejan a las mujeres genera una atmósfera hostil. Nadereh Chamlou, exasesora del Banco Mundial, indica que la combinación de barreras legales, acoso sexual y prejuicios sexistas contribuyen a la exclusión de las mujeres del ámbito laboral. Casos de violencia y coacción son comunes, como relató el empresario Saeed, quien ha tenido que lidiar con maridos enojados que exigen que sus esposas dejen sus trabajos. Esta dinámica no solo afecta la moral de las trabajadoras, sino que también lleva a las empresas a desligarse de las mujeres como parte de su política laboral, ya que el riesgo de que un marido intervenga puede desincentivar la contratación de mujeres jóvenes. Incluso cuando logran superar estas barreras y conseguir un empleo, las mujeres se encuentran en un entorno que perpetúa la desigualdad salarial y limita sus oportunidades de ascenso. Una mujer anónima que trabajó durante más de diez años en una empresa, decidió renunciar cuando se dio cuenta de que su trabajo no le ofrecía ninguna posibilidad de crecimiento, ya que siempre había hombres menos cualificados que eran promovidos antes que ella. Este tipo de discriminación está respaldada por leyes que no consideran a las mujeres como sustentadoras de hogar, afectando su derecho a prestaciones y bonificaciones. La situación es aún más compleja para aquellas que desean ingresar al servicio público, donde la obligatoriedad del hijab puede hacer que ciertos trabajos sean inalcanzables para mujeres que no se alinean con las estrictas normas de vestimenta. La necesidad de un permiso marital para trabajar y las limitaciones impuestas por el Código Civil refuerzan un entorno donde las mujeres, a menudo altamente cualificadas, son sistemáticamente excluidas. El contexto económico de Irán, marcado por sanciones y malas gestiones, también juega un papel fundamental. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha señalado que incrementar la participación femenina en el mercado laboral podría llevar a un aumento significativo del PIB del país, sugiriendo que la inclusión de las mujeres en la fuerza laboral no solo es un asunto de justicia social, sino también una necesidad económica. Sin embargo, a pesar de las adversidades, hay indicios de cambio. Las mujeres iraníes están comenzando a tomar la iniciativa y crear sus propias oportunidades a través de pequeñas empresas y proyectos independientes, desafiando las limitaciones impuestas por un sistema que busca reprimir su potencial. Ideas innovadoras, desde aplicaciones de cocina hasta plataformas de venta digital, están surgiendo de este sector en crecimiento, lo que demuestra que la resiliencia de las mujeres puede desafiar las normas establecidas. Nadereh Chamlou concluye que, aunque actualmente no existe una voluntad política activa para cambiar la situación de las mujeres en el mercado laboral, su empoderamiento y creatividad están empezando a abrir caminos. Las mujeres en Irán están demostrando que su capacidad y ambición no pueden ser contenidas por leyes obsoletas y una cultura discriminatoria. A través de su determinación y esfuerzo, están estableciendo nuevas fronteras en la lucha por la igualdad de género y el reconocimiento en el ámbito laboral.

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