Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En una devastadora escalada de violencia, una serie de ataques aéreos israelíes han tenido como objetivo escuelas en Gaza esta semana, resultando en importantes bajas y provocando condenas internacionales. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han declarado que estas instituciones educativas estaban supuestamente siendo utilizadas por el Batallón al-Furqan de Hamás como bases operativas para orquestar ataques contra las fuerzas israelíes. Esta justificación no ha mitigado el clamor por la pérdida de vidas civiles, particularmente entre mujeres y niños. Informes recientes indican que al menos 30 personas perdieron la vida en los últimos ataques a las escuelas al-Nasr y Hassan Salama, con relatos de medios palestinos sugiriendo que muchos más podrían estar atrapados bajo los escombros. Mahmoud Basal, portavoz de la Defensa Civil Palestina, enfatizó el desgarrador costo en los más vulnerables, afirmando que “la mayoría de los muertos eran mujeres y niños.” Imágenes que circulan en las redes sociales muestran las sombrías secuelas, con rescatistas trabajando para evacuar a las víctimas de las escuelas, ilustrando aún más el costo humano del conflicto en curso. Los ataques a las instalaciones educativas se producen tras una ofensiva israelí más amplia que ha visto múltiples ataques a escuelas a lo largo de la semana. Solo unos días antes, un ataque aéreo en la Escuela Hamama en la ciudad de Gaza resultó en la muerte de al menos 17 personas, mientras que un ataque separado en la Escuela Dalal al-Mughrabi cobró 15 vidas. Cada incidente añade a un patrón perturbador de violencia que está impactando cada vez más la infraestructura civil y exacerbando una crisis humanitaria ya grave. Mientras las FDI mantienen que toman medidas para minimizar las bajas civiles, funcionarios palestinos han condenado categóricamente los recientes ataques, calificándolos de “masacre.” Este lenguaje trágico subraya la profunda angustia sentida por la población gazatí en medio de un conflicto que ya ha reclamado decenas de miles de vidas. Según el ministerio de salud de Gaza, controlado por Hamás, aproximadamente 39,480 palestinos han sido asesinados desde el inicio del conflicto el 7 de octubre, tras un ataque sorpresivo de Hamás que dejó alrededor de 1,200 israelíes muertos y muchos más tomados como rehenes. En un evento separado pero igualmente trágico el domingo por la mañana, dos individuos fueron asesinados en un ataque apuñalamiento en la ciudad israelí de Holon, con la policía confirmando que el agresor palestino fue posteriormente abatido. Este incidente refleja el ciclo de violencia omnipresente que ha envuelto tanto a Israel como a Gaza, alimentando temores de un conflicto más amplio que podría salirse de control. Mientras la comunidad internacional observa con horror, las llamadas a la desescalada y la ayuda humanitaria se vuelven más fuertes. Sin embargo, la realidad sobre el terreno sigue siendo dolorosamente sombría, con la perspectiva de paz pareciendo más lejana que nunca. La pérdida de vidas inocentes, particularmente de los niños atrapados en el fuego cruzado, sirve como un desgarrador recordatorio de la urgente necesidad de una resolución a este conflicto prolongado y devastador.