Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En una sorprendente derrota en UFC 304 en Manchester, Belal Muhammad emergió victorioso sobre Leon Edwards, despojando al campeón británico de su título en su propio terreno. La atmósfera que precedió a la pelea estaba cargada de animosidad; la rivalidad que comenzó con su combate en 2021 encendió la hostilidad entre los dos luchadores. Muhammad, quien ha prosperado en el papel de antagonista, no se mostró reacio a los abucheos de los aficionados durante la semana de la pelea, incluso burlándose de la derrota de Inglaterra en la final de la Euro 2024 contra España, reafirmando así su personalidad villanesca. Cuando Muhammad hizo su entrada, la multitud lo recibió con fuertes abucheos, los más ruidosos de la noche, pero él pareció impasible, bailando y bromeando con su equipo. En marcado contraste, Edwards, quien ingresó al octágono como el campeón reinante más longevo en la historia de la UFC, se veía concentrado, haciendo sombra y susurrando autoafirmaciones mientras se preparaba para la batalla. La anticipación era palpable, con los aficionados repitiendo la introducción de Bruce Buffer al unísono para el campeón. Sin embargo, Muhammad no perdió tiempo en apagar la emoción de la multitud, asegurando un derribo temprano que estableció el tono para la pelea. Mientras Edwards había defendido con éxito contra luchadores de élite como Kamaru Usman y Colby Covington en peleas anteriores, la destreza de grappling de Muhammad presentó un desafío distinto para el que no estaba preparado. A lo largo del primer round, Muhammad mantuvo la ventaja, combinando jabs efectivos con intentos estratégicos de derribo, haciendo que los gritos de apoyo para Edwards fueran ineficaces. La marea pareció cambiar en el tercer round cuando Edwards ejecutó un derribo propio, incluso intentando un estrangulamiento trasero sobre Muhammad, quien defendió bien el intento de sumisión. A pesar de este resurgimiento momentáneo, Muhammad recuperó el control en el cuarto round, presionando a Edwards con golpes precisos contra la jaula y aterrizando otro derribo. A medida que se acercaba el último round, la multitud deseaba desesperadamente que Edwards conjurara un final espectacular que recordara su victoria anterior sobre Usman. Sin embargo, Muhammad continuó con su dominio, llevándose nuevamente a Edwards al suelo y controlando la acción, lo que llevó a una masiva salida de aficionados que reconocieron que el reinado del campeón estaba llegando a su fin. Después de la pelea, Muhammad expresó su alegría y orgullo, afirmando: "Parece que todas las personas que están abucheando tienen muchas lágrimas saliendo de sus ojos. Tengo a mi familia aquí. Dios primero, siempre. Esta pelea es para mi familia, mi gente y para Palestina." Afirmó su identidad y habilidad, enfatizando que el mundo necesitaba respetarlo como un campeón legítimo. Para Edwards, esto marcó una dolorosa despedida de su racha invicta desde 2015, admitiendo que la derrota fue una amarga píldora de tragar. Sin embargo, se mantuvo optimista sobre su futuro, expresando su deseo de regresar al octágono antes de que finalice el año, diciendo: "Una más este año, en noviembre o diciembre estoy listo para ir." La noche fue una montaña rusa de emociones, desde los vítores estruendosos por el héroe local hasta la resonante victoria del desafiante estadounidense, dejando a los aficionados reflexionando sobre lo que les depara el futuro a ambos luchadores en el impredecible mundo de las artes marciales mixtas.