Puigdemont reafirma su intención de regresar a España en acto en Francia

Puigdemont reafirma su intención de regresar a España en acto en Francia

Carles Puigdemont reafirma su intención de regresar a España en un acto en Francia, desafiando al Gobierno y exigiendo la aplicación de la amnistía.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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Política

El expresidente catalán Carles Puigdemont ha vuelto a dar un paso al frente en su lucha política, reafirmando su intención de regresar a España en un acto celebrado este sábado en el sur de Francia. Acompañado por dirigentes de su partido, Junts, Puigdemont se dirigió a unas 2,200 personas para presentar su visión sobre la situación política en Cataluña y su postura frente al Gobierno de Pedro Sánchez. La promesa de su retorno coincide con el próximo debate de investidura, y Puigdemont ha instado al Ejecutivo español a evitar su detención, aludiendo a una orden de arresto que aún pesa sobre él. En un discurso cargado de emoción y desafío, el exmandatario catalán acusó a ciertos sectores de la judicatura de estar llevando a cabo un "complot judicial". Según Puigdemont, este complot se manifiesta en la negativa a aplicar la ley de amnistía, la cual fue aprobada para exonerar a aquellos involucrados en el proceso independentista. "Cuando no aplican la Ley de Amnistía, están cometiendo un delito", afirmó, demandando que el Fiscal General del Estado actúe contra lo que considera una injusticia. La retórica de Puigdemont, que califica la resistencia judicial como un "desafío a la democracia", resuena en un contexto tenso donde la política catalana se encuentra en un punto crítico. Con un tono vehemente, el expresidente hizo un llamado a "rearmarse" para confrontar lo que considera un golpe de Estado encubierto, comparando la situación actual con momentos históricos de crisis en la democracia española. A pesar de las preocupaciones expresadas por algunos de sus allegados acerca de su regreso y la posible detención que podría enfrentar, Puigdemont dejó claro que su decisión será política y no personal. "La decisión de volver del exilio no será personal, sino que será política", enfatizó, convencido de que no permitirá que la intimidación lo aleje de su deber cívico. "Caiga quien caiga y le pese a quien le pese", sentenció, mostrando una determinación férrea ante lo que considera un deber ineludible. El expresidente también subrayó la importancia de su presencia en el Parlament durante el debate de investidura. "Mi obligación es ir al Parlament si hay debate de investidura", reiteró Puigdemont, dejando claro que solo un "golpe de Estado" podría impedir su retorno. En este sentido, su mensaje se alinea con una estrategia más amplia de reivindicación de los derechos de los catalanes y de resistencia a lo que él percibe como un intento de control por parte del Estado español. Mientras Puigdemont se prepara para su posible regreso, su partido Junts enfrenta una coyuntura política complicada. La formación ha manifestado su oposición al candidato socialista Salvador Illa, y su secretario general, Jordi Turull, ha declarado que harán lo posible para que Illa no sea investido como presidente de la Generalitat. La amenaza de un gobierno "españolista" ha llevado a Junts a intensificar sus esfuerzos para movilizar a la ciudadanía en defensa de lo que consideran una "nación en peligro". En el contexto de las negociaciones entre ERC y los socialistas, Puigdemont advirtió sobre la urgencia de la situación, señalando que "vienen días y semanas decisivos". Esta afirmación resalta la presión que enfrenta el independentismo catalán en un momento en que las dinámicas políticas pueden cambiar rápidamente. La retórica de Puigdemont y su partido busca galvanizar a sus bases y mantener viva la llama de la acción política en Cataluña. La percepción de que el futuro de Cataluña se juega en estos momentos críticos añade una capa de intensidad a la ya compleja realidad política española. Puigdemont, quien lleva casi siete años en el exilio, está decidido a quitarse la etiqueta de político fugado y convertirse nuevamente en una figura clave en la política catalana. Su discurso, cargado de simbolismo y firmeza, apela a la historia reciente de Cataluña y a la necesidad de empoderar a sus ciudadanos ante la adversidad. El regreso de Puigdemont y su llamado a la movilización presentan no solo un desafío para el Gobierno de Sánchez, sino también un test para la cohesión y la estrategia de los partidos independentistas en Cataluña. A medida que se acerca el debate de investidura, la atención se centrará en cómo se desarrollarán estos acontecimientos y en qué medida influirán en el futuro político de la región y del país en general. El eco de sus palabras resuena: "Nadie lo podrá impedir", y la pregunta que queda es si realmente podrá cumplir con su promesa de regresar y afrontar a sus detractores en el Parlamento catalán.

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