Ataque aéreo israelí intensifica las tensiones en Gaza; se avecina la guerra.

Un ataque aéreo israelí contra una escuela en Gaza ha resultado en la muerte de decenas de personas, aumentando aún más las tensiones en la región. El ataque se produce mientras funcionarios israelíes emitían fuertes advertencias de una acción intensa en el norte y la posibilidad de guerra con Hezbolá en Líbano. El gobierno israelí ha dejado claro que no tolerará amenazas a su seguridad. El primer ministro Naftali Bennett declaró: "Quien piense que puede hacernos daño y que nosotros responderemos quedándonos de brazos cruzados está cometiendo un gran error". Estas declaraciones, combinadas con amenazas de otros altos funcionarios, señalan una predisposición para una acción militar significativa. Hezbolá, un grupo respaldado por Irán en Líbano, ha estado activamente involucrado en ataques contra Israel, generando un peligroso ciclo de violencia a lo largo de la frontera. Ambos bandos han estado intercambiando ataques, lo que ha resultado en víctimas y en el desplazamiento masivo de civiles. El reciente ataque con drones reivindicado por Hezbolá en un pueblo druso cerca de la frontera dejó al menos 11 personas heridas. Este incidente, junto con otros ataques, ha aumentado los temores de un conflicto más amplio que involucre a Israel y Hezbolá. Estados Unidos ha expresado una profunda preocupación por la situación en escalada y está trabajando hacia una solución diplomática. Se han realizado esfuerzos para involucrar a todas las partes implicadas, incluyendo comunicaciones indirectas con Hezbolá a través de intermediarios. Sin embargo, Hezbolá ha insistido en poner fin al conflicto en Gaza antes de entablar negociaciones. Los funcionarios militares israelíes han expresado una creciente frustración con las acciones de Hezbolá y han insinuado la posibilidad de una respuesta decisiva. Hay llamados de líderes de extrema derecha en Israel para una guerra a gran escala contra Hezbolá en Líbano, recordando intervenciones militares pasadas que se remontan a 1978. A medida que las tensiones siguen aumentando y el riesgo de conflicto en múltiples frentes se hace más evidente, la comunidad internacional observa de cerca, esperando una resolución pacífica a la crisis. La situación sigue siendo volátil, con el potencial de más violencia e inestabilidad en la región.