Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En los últimos meses, el conflicto en Gaza no solo ha resultado en una trágica pérdida de vidas y desplazamiento de personas, sino que también ha visto una alarmante destrucción de sitios de patrimonio cultural. Más de 200 sitios de patrimonio cultural, junto con archivos, universidades y museos, han sido atacados y destruidos. Han surgido informes de saqueo de artefactos históricos por parte del ejército israelí, algunos de los cuales se exhiben en la Knesset. La destrucción del patrimonio de Gaza va más allá del mero daño físico; representa un ataque a la misma existencia de Palestina y su pueblo. Esta deliberada aniquilación de la historia y el patrimonio palestinos no es simplemente daño colateral en un conflicto, sino un esfuerzo estratégico para borrar los vínculos entre los palestinos y su tierra, justificando así el colonialismo de colonos. Los arqueólogos desempeñan un papel crucial en la formación de narrativas históricas y en la comprensión del pasado. El poder de la arqueología radica en su capacidad para proporcionar evidencia tangible de cómo vivieron las personas e interactuaron con su entorno. Sin embargo, este poder conlleva una obligación moral de reconocer y abordar las implicaciones políticas de su trabajo. La falta de respuesta de las asociaciones arqueológicas de todo el mundo ante la destrucción en Gaza es preocupante. Aunque se ha ejercido cierta presión sobre organizaciones como la Asociación Europea de Arqueólogos (EAA) para que hablen, las respuestas han sido decepcionantes. La renuencia a reconocer la naturaleza política de la destrucción del patrimonio en un contexto colonial de colonos plantea dudas sobre la neutralidad de la arqueología como disciplina. La arqueología tiene una historia de estar entrelazada con el poder y la política, a menudo utilizada para construir identidades nacionales y legitimar ciertas narrativas. En lugares como Israel y México, la arqueología se ha utilizado como arma para servir a agendas políticas, lo que ha llevado a la desposesión y el desplazamiento de comunidades marginadas. Es esencial que los arqueólogos denuncien la destrucción del patrimonio en Gaza y reconozcan el papel que su disciplina desempeña en la formación de la historia y la identidad nacional. La falta de acción no solo perpetúa la complicidad, sino que también socava la responsabilidad ética que conlleva el estudio del pasado. A medida que presenciamos el borrado del patrimonio cultural de Gaza, debemos recordar que el genocidio cultural se reconoce como un crimen de guerra según el derecho internacional. La presión continua sobre las organizaciones arqueológicas para abordar estas atrocidades es crucial para responsabilizarlas y garantizar que la arqueología se utilice de manera responsable y ética. La arqueología tiene el potencial de arrojar luz sobre nuestro pasado compartido y fomentar la comprensión, pero también debe enfrentar su propio papel en la perpetuación de injusticias. Ha llegado el momento de que los arqueólogos se pronuncien a favor de Gaza, ya que la pérdida de patrimonio amenaza con borrar no solo los restos físicos del pasado, sino también la memoria de un pueblo y su conexión con la tierra.