Ayuda humanitaria de EE. UU. en Gaza: ¿Benevolencia o distracción?

Ayuda humanitaria de EE. UU. en Gaza: ¿Benevolencia o distracción?

La ayuda estadounidense a Gaza sirve como una distracción de las atrocidades israelíes habilitadas por Estados Unidos. Una mirada más profunda revela esto como una estrategia calculada en lugar de una ayuda genuina.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Guerra

Desde hace dos semanas, los medios de comunicación estadounidenses han estado revolucionados con noticias sobre las iniciativas de ayuda humanitaria de Estados Unidos en Gaza. La Fuerza Aérea de los Estados Unidos ha iniciado operaciones de entrega de ayuda por aire en la región, mientras que el presidente Joe Biden presentó planes para construir un muelle flotante temporal para facilitar la entrega de suministros esenciales a los 2.3 millones de palestinos sitiados y bombardeados por Israel. Aunque a simple vista estos esfuerzos pueden parecer nobles y orientados a salvar vidas, un examen más detenido revela una realidad diferente. La intervención estadounidense no es un intento genuino de un estado imparcial para aliviar el sufrimiento palestino. Más bien, sirve como una mera distracción, orquestada en colaboración con los medios de comunicación, para ocultar la curita diplomática que se está aplicando a una hambruna inducida por Israel y desviar la atención de las atrocidades permitidas por Estados Unidos en Israel. Es un patrón recurrente para el gobierno estadounidense mostrar su poderío militar a través de gestos dramáticos que a menudo no logran cumplir sus objetivos principales, mayormente atendiendo a agendas políticas internas y mostrando un gran despliegue de poder. Sin embargo, el espectáculo de estos movimientos mediáticos subraya el fracaso de Washington en formular una política exterior sólida fundamentada en realidades globales. Estados Unidos podría salvar más efectivamente vidas palestinas presionando a Israel para que cese sus acciones genocidas en Gaza y permita el flujo ininterrumpido de ayuda humanitaria. Sin el apoyo de Estados Unidos, Israel no podría continuar con su asedio agresivo. Además, persisten dudas sobre la practicidad y eficiencia del muelle temporal propuesto. Surgen preguntas críticas sobre la distribución de bienes importados, su accesibilidad para todos los palestinos necesitados en medio de los ataques continuos de Israel, y las posibles implicaciones a largo plazo de una instalación controlada por Israel en Gaza. El plan también establece un precedente preocupante, eximiendo a Israel de sus obligaciones legales de proteger a los civiles bajo su control y potencialmente protegiéndolo de la rendición de cuentas por crímenes de guerra. Esta táctica de desviación estratégica, junto con el continuo apoyo militar a Israel, corre el riesgo de prolongar el conflicto y perpetuar el sufrimiento de los palestinos. El papel de los medios de comunicación tradicionales en amplificar y difundir acríticamente narrativas oficiales perpetúa aún más esta fachada. Los próximos meses probablemente presenciarán una continuación de este espectáculo, con los medios dando forma a una política exterior fallida en un espectáculo de asombro tecnológico y falsa empatía. En contraste, la propuesta de la Unión Europea de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que respalda una solución de dos estados ofrece un enfoque más pragmático y constructivo para abordar las causas profundas del conflicto. Al reconocer y contrarrestar la politización del hambre por parte de Israel, dicha resolución podría allanar el camino para una solución duradera al conflicto israelí-palestino. En última instancia, es imperativo ir más allá de las artimañas y las ilusiones perpetuadas por la alianza entre Estados Unidos e Israel y trabajar hacia una solución genuina y sostenible que respete los derechos y la dignidad de todas las partes involucradas en el conflicto palestino-israelí.

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