Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El ambiente en la ocupada Jerusalén Este está cargado de tensión mientras los palestinos se preparan para el inicio del Ramadán, el mes más sagrado del Islam. La emoción y los preparativos festivos habituales se han visto empañados por el temor a la violencia potencial a manos de las autoridades israelíes y los colonos de extrema derecha. El Ramadán, un tiempo de ayuno y reflexión espiritual, ha sido históricamente marcado por enfrentamientos y confrontaciones alrededor de la Mezquita de Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado del Islam. Los fieles palestinos a menudo se encuentran con obstáculos y agresiones por parte de la policía israelí al intentar acceder al sitio sagrado. La situación se ve agravada por el conflicto en curso en Gaza, donde miles han perdido la vida en la reciente violencia. El temor a nuevas provocaciones y agresiones durante el Ramadán pesa sobre la comunidad palestina en Jerusalén Este y más allá. La presencia de ministros israelíes de extrema derecha y su retórica incendiaria contribuye a un sentimiento de inquietud. Llamados para restringir el acceso de los palestinos a la Mezquita de Al-Aqsa y permitir la entrada de no musulmanes al sitio han generado preocupaciones sobre posibles escaladas y enfrentamientos. La historia de la Mezquita de Al-Aqsa como un punto de conflicto y disturbios es un recordatorio de las tensiones arraigadas en la región. La significancia simbólica de la mezquita para los palestinos, sumada a la continua violencia en Gaza, crea una mezcla volátil que podría desencadenar más disturbios. Mientras la comunidad internacional, liderada por el presidente de EE. UU., Joe Biden, busca mediar un alto el fuego en Gaza, la situación en Jerusalén sigue en tensión. El espectro de conflictos pasados y levantamientos relacionados con Al-Aqsa es inminente, con los palestinos expresando temores de ser blanco de hostigamiento durante el mes sagrado. Para muchos palestinos, el Ramadán es un tiempo de devoción espiritual y solidaridad comunitaria, pero este año, la sombra de la violencia y los disturbios potenciales pesa fuertemente sobre sus preparativos. Mientras navegan por los desafíos de observar el Ramadán bajo la amenaza de conflicto y provocación, la esperanza de paz y estabilidad sigue siendo un deseo lejano pero ferviente.