Las investigaciones sobre filtraciones del Departamento de Justicia se dirigieron al Congreso, lo que plantea preocupaciones constitucionales.

Las investigaciones sobre filtraciones del Departamento de Justicia se dirigieron al Congreso, lo que plantea preocupaciones constitucionales.

Un informe del Departamento de Justicia revela extensas investigaciones de filtraciones durante la era Trump, que impactaron al Congreso y generaron preocupaciones sobre los derechos constitucionales.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política

En un informe revelador publicado por el inspector general del Departamento de Justicia, se ha hecho evidente que las investigaciones sobre filtraciones durante la administración Trump se adentraron profundamente en los pasillos del Congreso, afectando a docenas de miembros del personal e incluso a dos miembros en funciones del Congreso. La revisión interna, liderada por el inspector general Michael E. Horowitz, examinó las tácticas agresivas empleadas por los fiscales federales para descubrir quién estaba filtrando información clasificada a la prensa en 2017. Estos hallazgos son particularmente resonantes ya que el presidente electo Donald J. Trump ha señalado una renovada campaña contra los filtradores en su próximo segundo mandato. Si bien ya se sabía que las investigaciones sobre información filtrada involucraban citaciones para los registros telefónicos de periodistas de importantes medios como The New York Times, The Washington Post y CNN, el nuevo informe proporciona una alarmante profundidad de detalle sobre hasta dónde se extendieron las indagaciones dentro del propio Congreso. En concreto, se reveló que el Departamento de Justicia había solicitado los registros de comunicación de 43 miembros del personal del Congreso—21 demócratas, 20 republicanos y dos miembros del personal no partidistas—como parte de sus investigaciones sobre filtraciones. El examen de Horowitz concluyó que estas acciones, aunque no estaban explícitamente motivadas políticamente, reflejan un preocupante exceso de poder por parte del Departamento de Justicia. El informe afirmó que este escrutinio convirtió esencialmente a los asistentes del Congreso, que simplemente estaban haciendo su trabajo al supervisar el poder ejecutivo, en sujetos de investigaciones criminales federales. Como señaló Horowitz, las citaciones se centraron en los metadatos de las comunicaciones—quién llamó a quién y durante cuánto tiempo—sin obtener el contenido real de esas comunicaciones. El inspector general planteó preocupaciones significativas respecto a las implicaciones de tales investigaciones sobre el principio constitucional de separación de poderes. El senador Ron Wyden, un crítico vocal de las acciones durante este período, expresó su alarma, describiendo los hallazgos como "más que perturbadores". Subrayó el potencial de abuso, destacando que no existen salvaguardias adecuadas para prevenir que un fiscal o el fiscal general infrinjan la autonomía del poder legislativo y su mandato constitucional de proporcionar controles y equilibrios sobre el ejecutivo. Además, el informe indicó que las investigaciones no se adhirieron completamente a las propias directrices del Departamento de Justicia, particularmente en lo que respecta a las indagaciones sobre filtraciones a los medios. A pesar de las revisiones a las políticas tras hallazgos similares en el pasado, el departamento aún no cumplió con sus procedimientos durante estas investigaciones. Esta falta de supervisión plantea preguntas sobre la integridad de los protocolos destinados a proteger tanto a los periodistas como al proceso legislativo. Tras estas revelaciones, el fiscal general Merrick B. Garland ha implementado nuevas reglas que regulan las investigaciones sobre filtraciones, con el objetivo de prevenir la recurrencia de tales excesos. Sin embargo, estas políticas podrían estar sujetas a cambios con nuevos liderazgos, complicando aún más el panorama de la responsabilidad ejecutiva y la integridad periodística. La investigación se originó a partir de una filtración específica sobre información clasificada relacionada con hackers rusos, que tenía implicaciones significativas para la seguridad nacional. Aún así, las implicaciones más amplias de los hallazgos proyectan una sombra sobre el enfoque de la administración Trump para manejar las filtraciones y enfatizan la tensión continua entre la supervisión gubernamental y las libertades otorgadas al Congreso y a la prensa. A medida que la nación se prepara para un posible segundo mandato de Donald Trump, el precedente establecido durante la administración anterior respecto a las filtraciones y las investigaciones subsiguientes sobre el personal del Congreso puede servir como un punto crítico de discusión para los legisladores y los defensores de las libertades civiles por igual. La llamada a robustas protecciones contra futuros excesos similares puede volverse más urgente a medida que el clima político continúe evolucionando.

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