Llamado urgente a la acción, ya que las tasas de supervivencia del cáncer de sangre caen en picada en el Reino Unido.

Llamado urgente a la acción, ya que las tasas de supervivencia del cáncer de sangre caen en picada en el Reino Unido.

En el Reino Unido, las tasas de supervivencia del cáncer de sangre son inferiores al 50%, lo que lleva a las familias a abogar por una mejor concienciación y diagnóstico en medio de crecientes preocupaciones.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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En el Reino Unido, el panorama del tratamiento del cáncer de sangre es cada vez más preocupante, con tasas de supervivencia que se quedan atrás en comparación con las de los países desarrollados. Blood Cancer UK ha informado que la tasa de supervivencia a cinco años para ciertos tipos de cánceres de sangre, incluyendo la leucemia mieloide aguda (LMA) y el mieloma, es ahora inferior al 50%. Esta estadística pinta un cuadro inquietante para los pacientes y familias afectadas por estas enfermedades, particularmente en el sureste, donde está ganando impulso una campaña para mejorar la atención de los casos de cáncer de sangre dentro del NHS. Impulsadas por tragedias personales, las iniciativas de cambio son lideradas por familias que han enfrentado las duras realidades del diagnóstico y tratamiento del cáncer de sangre. Entre ellas están Nick y Katrina Bromfield de Canterbury, cuya hija, Zoë, perdió la vida a causa de una leucemia promielocítica aguda a los 26 años en 2019. La experiencia de los Bromfield destaca una brecha crítica en la concienciación y el diagnóstico oportuno; los síntomas de Zoë fueron inicialmente mal diagnosticados como amigdalitis, y fue solo después de sufrir una hemorragia cerebral que se identificó su condición, trágicamente demasiado tarde para cualquier intervención efectiva. La familia Bromfield asegura que una mayor concienciación y un diagnóstico más rápido pueden mejorar significativamente las tasas de supervivencia, resonando un sentimiento compartido por muchos. “Su condición no fue diagnosticada hasta que estuvo en el hospital, momento en el que ya era demasiado tarde para salvarla”, lamentaron, subrayando la urgente necesidad de mejoras sistémicas para prevenir resultados similares para otras familias. Gill Murphy, una sobreviviente de leucemia linfoblástica aguda (LLA), comparte una narrativa paralela que añade peso a la llamada por el cambio. Diagnosticada hace 10 años, inicialmente desestimó sus síntomas como mera fatiga. Solo a través de una comunicación persistente con su médico de cabecera recibió las pruebas de sangre necesarias, lo que llevó a su eventual ingreso en urgencias y al impactante diagnóstico de leucemia aguda. La experiencia de Murphy pone de relieve la necesidad de que los proveedores de salud reconozcan señales de alerta en síntomas aparentemente mundanos, especialmente en poblaciones donde los cánceres de sangre son menos comunes. A pesar de los desafíos, Murphy expresa su gratitud por el apoyo clínico que recibió durante su tratamiento, incluyendo el acceso a una enfermera clínica especialista. Sin embargo, reconoce que muchos pacientes pueden no tener el mismo nivel de apoyo, lo que puede marcar una diferencia crítica en su trayectoria de tratamiento. Blood Cancer UK enfatiza que los cánceres de sangre, aunque son el quinto tipo de cáncer más común y el tercer asesino por cáncer en el Reino Unido, no reciben la misma atención pública y recursos que otros cánceres. A medida que la organización benéfica da inicio a su Mes Anual de Concienciación sobre el Cáncer de Sangre, insta a las personas a abogar por cambios contactando a sus diputados y apoyando sus recomendaciones para una mejor atención. La profesora Adele Fielding, copresidenta del grupo de trabajo de Blood Cancer UK, advierte que el Reino Unido está comenzando a quedarse atrás en áreas críticas como los niveles de personal, el acceso a nuevos medicamentos y la disponibilidad de ensayos clínicos. La disminución de académicos clínicos para realizar investigaciones complica aún más la lucha contra el cáncer de sangre, alimentando temores de que la situación podría empeorar sin una acción inmediata. A medida que la campaña gana impulso, está claro que aumentar la concienciación, mejorar el diagnóstico y consolidar la atención son pasos esenciales en la batalla contra el cáncer de sangre. Para familias como los Bromfield y Murphy, sus historias no son solo tragedias personales: son llamados a la acción por un cambio que podría salvar vidas.

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