Maduro intensifica la represión digital en Venezuela ante descontento popular

Maduro intensifica la represión digital en Venezuela ante descontento popular

Maduro critica las redes sociales, acusándolas de desinformación. La represión y el control del acceso a internet aumentan en Venezuela.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro
Política

La reciente transformación del presidente venezolano Nicolás Maduro de defensor a crítico acérrimo de las redes sociales refleja la creciente tensión en el país sudamericano. En una serie de declaraciones incendiarias, Maduro ha calificado a las plataformas digitales como "multiplicadores del odio y el fascismo", acusando a la oposición de instrumentalizarlas para difundir campañas de desinformación y odio en medio de un ambiente electoral marcado por denuncias de fraude. Esta repentina aversión a las redes sociales está enmarcada en un contexto donde la libertad de expresión y de prensa se encuentra severamente restringida. El cierre temporal de la red social X, anteriormente conocida como Twitter, por un período de 10 días, es un indicativo de la estrategia de control que el gobierno de Maduro ha adoptado ante el descontento popular. Aunque este plazo finalizó el domingo, el acceso a la plataforma sigue siendo prácticamente imposible sin el uso de una VPN, lo que subraya la naturaleza restrictiva de las medidas impuestas. Además, las críticas hacia otras plataformas como WhatsApp, Instagram y TikTok también se intensifican, en un intento por deslegitimar los espacios de comunicación que han permitido a la oposición articular sus voces. La arremetida de Maduro contra las redes sociales ha sido acompañada por un contexto de represión social. Los recientes disturbios tras su controvertida reelección, que dejaron un saldo trágico de 25 muertos y más de 2,000 detenidos, han llevado a una escalada en las protestas y a la represión de las mismas. Activistas han reportado arrestos basados en publicaciones realizadas en redes sociales, un reflejo de la falta de tolerancia del régimen hacia cualquier forma de disidencia. Marco Ruiz, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), señala que en Venezuela se vive una especie de "toque de queda en internet", donde miles de ciudadanos enfrentan persecuciones por sus expresiones en línea. La represión en el ámbito digital se suma a un panorama mediático ya de por sí limitado, donde más de 400 medios de comunicación han sido cerrados en las últimas dos décadas. A pesar de los esfuerzos del gobierno por controlar la narrativa, organizaciones como Espacio Público sostienen que estas medidas buscan cerrar "válvulas de escape" que permiten a la ciudadanía informarse en un contexto mediático que se encuentra cada vez más acotado. Con el cierre de cadenas de noticias y la censura de medios de comunicación, la situación se torna insostenible para los defensores de la libertad de expresión en el país. El ministro de Comunicación, Freddy Ñáñez, justificó el prolongado bloqueo de la red social X, argumentando la falta de documentación requerida por la empresa. Mientras tanto, a pesar de que plataformas como Facebook y TikTok son alegadas como más populares, la realidad es que X ha desempeñado un papel central en el ámbito político, siendo un canal clave para la oposición. Las autoridades gubernamentales, por su parte, han intensificado su propaganda, utilizando medios estatales para presentar a Maduro como un héroe que lucha contra enemigos externos e internos. El personaje de animación "Superbigote", que caricaturiza la figura del presidente como un superhéroe, es un ejemplo de los esfuerzos por controlar la narrativa y desviar la atención de los problemas estructurales que enfrenta el país. Los últimos acontecimientos en Venezuela son un claro recordatorio de cómo la lucha por la libertad de expresión y el acceso a la información puede ser manipulada por regímenes autoritarios. A medida que el gobierno de Maduro continúa su ofensiva contra las redes sociales, la pregunta que persiste es si estas medidas podrán realmente silenciar las voces disidentes o si, por el contrario, alimentarán aún más el descontento popular y la resistencia civil. La comunidad internacional observa con preocupación cómo se desenvuelven estos acontecimientos, ofreciendo un contexto desafiante para la democracia en Venezuela. A medida que las redes sociales y los medios de comunicación enfrentan una presión sin precedentes, el futuro de la libertad de expresión en el país está en juego, y con ello, la posibilidad de un cambio político. Con un clima de censura reforzada, es esencial que la comunidad venezolana y los aliados en el extranjero permanezcan alertas y activos en la defensa de los derechos humanos y la libertad de prensa. La lucha por la verdad y la justicia continúa, y el papel de las redes sociales, aunque desafiado, sigue siendo vital para la expresión de las voces que anhelan un cambio.

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