Los atletas de Ucrania brillan en París a pesar del duro impacto de la guerra en su futuro deportivo.

Los atletas de Ucrania brillan en París a pesar del duro impacto de la guerra en su futuro deportivo.

Los atletas de Ucrania brillan en los Juegos Olímpicos a pesar del duro costo de la guerra, mostrando resiliencia a pesar de las instalaciones y futuros perdidos. La recuperación está por venir.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Guerra

A medida que los atletas de Ucrania recogen medallas en París, la dura realidad del futuro deportivo de su país pesa en el aire. Los recientes triunfos en los Juegos Olímpicos—una medalla de oro en atletismo y esgrima, una de plata en gimnasia y dos de bronce—han proporcionado un escape fugaz de la guerra en curso. Mykhailo Kokhan, un miembro de la guardia nacional que obtuvo bronce en lanzamiento de martillo masculino, encapsuló el estado de ánimo: “Es un momento para celebrar y no pensar en la guerra”. Sin embargo, estos momentos de gloria están ensombrecidos por las sombrías circunstancias que han caído sobre la infraestructura deportiva de Ucrania desde que comenzó la invasión rusa en febrero de 2022. La perseverancia demostrada por los 140 olímpicos de Ucrania es notable; han entrenado en medio de alertas de bombardeo, ataques con misiles y la constante amenaza de violencia. Muchos atletas han tenido que adaptarse de manera creativa, utilizando neumáticos de automóvil para levantamiento de pesas y saltadores de altura que practican con linternas durante los cortes de electricidad. El camino por delante está lleno de desafíos. Vadym Gutzeit, presidente del Comité Olímpico Ucraniano, destacó el costo del conflicto en la próxima generación de atletas, afirmando: “Entendemos que Ucrania perdió su próxima generación de atletas porque muchos niños se fueron”. La pérdida de vidas—aproximadamente 500 atletas y entrenadores—junto con la destrucción de al menos 518 instalaciones deportivas agrava la urgencia de la situación. En Dnipro, un colegio deportivo que ha cultivado a numerosos olímpicos, el ambiente está cargado de tensión. Los estudiantes buscan refugio regularmente de los bombardeos, pasando a menudo noches en refugios antibombas equipados con internet y escritorios. El colegio se ha visto obligado a bajar sus estándares de entrada, ya que muchos de los mejores atletas han buscado mejores condiciones en el extranjero. Oleh Derliuk, director de la academia, lamentó que los atletas creen que pueden lograr mejores resultados en entornos más seguros. El impacto psicológico de la guerra es palpable entre los jóvenes atletas. La natación se ha convertido en una forma de terapia para algunos niños, ayudando a aliviar su miedo y ansiedad durante tiempos turbulentos. Como señaló una madre, la piscina proporciona alivio a su hijo que sufre de terrores nocturnos. Mientras tanto, las instalaciones que operan en Ucrania enfrentan condiciones difíciles, con muchas careciendo de necesidades básicas como calefacción y electricidad. Una visita a varios estadios revela la magnitud de la devastación. En Irpin, un suburbio de Kyiv, los cráteres de los disparos de mortero marcan el césped artificial, y en Bucha, las cicatrices de la guerra perduran en el campo de fútbol y las paredes del estadio. Los funcionarios locales reconocen que la reconstrucción de las instalaciones deportivas tendrá que esperar hasta que se satisfagan primero las necesidades fundamentales de escuelas, hospitales y fábricas. A medida que se apaga el foco olímpico, la atención se centra en la reconstrucción del sistema deportivo de Ucrania. La guerra ha interrumpido no solo las instalaciones, sino también el tejido del espíritu competitivo y la comunidad que los deportes fomentan. Los entrenadores adultos escasean, muchos han sido desplazados o se han perdido en el conflicto. Entre ellos está Yuri Revenko, el principal entrenador de lanzamiento de peso del país, que continúa instruyendo a los atletas desde una silla de ruedas después de sobrevivir al angustiante asedio de Mariúpol. A pesar de los desafíos, el indomable espíritu de los atletas de Ucrania brilla. A medida que compiten y recogen medallas en París, llevan consigo las esperanzas de una nación que anhela la paz y un futuro donde los deportes puedan florecer nuevamente. El camino hacia la recuperación será largo y arduo, pero la resiliencia de estos atletas y su determinación para reconstruir puede inspirar a una nueva generación a levantarse, incluso en medio de los escombros de la guerra.

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