Juan Brignardello Vela
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El conflicto en curso entre Israel y Gaza ha alcanzado un punto crítico, con un número de muertos que ha aumentado a un asombroso total de 32,623 personas desde el 7 de octubre. Los últimos eventos en el día 175 de la guerra han intensificado los combates y la crisis humanitaria en la región. El jueves, un trágico ataque israelí a una casa en el campamento de refugiados de Maghazi en el centro de Gaza resultó en la muerte de ocho personas, con muchos más heridos. Además, Israel ha comenzado a expandir una zona de amortiguamiento en Gaza cerca de la valla fronteriza, extendiendo el área designada como una zona prohibida para los palestinos. El nombramiento de un director de proyecto por parte del ejército israelí para supervisar esta expansión señala una posible escalada de tensiones. La violencia se intensificó aún más con el asesinato del periodista Muhammad Abu Sakhil por las fuerzas israelíes cerca del Hospital al-Shifa en la Ciudad de Gaza. Esto se suma a la creciente lista de víctimas y destaca los peligros que enfrentan el personal de medios que cubre el conflicto. En un desarrollo preocupante, cinco miembros del grupo Hezbollah de Líbano y 33 civiles murieron en ataques aéreos israelíes en Alepo, Siria. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán condenó estos ataques como una violación del derecho internacional y la soberanía siria. Las tensiones también se han extendido a la frontera entre Líbano e Israel con intercambios de disparos en curso entre Hezbollah y el ejército israelí. En medio del caos, Japón ha anunciado planes para reanudar la financiación a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina, señalando un destello de esperanza para la ayuda humanitaria en la región. En Cisjordania ocupada, los ataques aéreos israelíes apuntaron a la Mezquita Saad bin Abi Waqqas en el campamento de refugiados de Jabalia, hiriendo a dos palestinos y provocando un incendio en una tienda cercana. Las fuerzas israelíes también llevaron a cabo redadas en Nablus, arrestando a residentes y registrando hogares, lo que aumenta aún más las tensiones en la región. A medida que el conflicto no muestra signos de disminuir, la comunidad internacional debe intensificar los esfuerzos para facilitar soluciones diplomáticas y garantizar la protección de los civiles atrapados en el fuego cruzado. El creciente número de muertos y la crisis humanitaria exigen una acción urgente para evitar una mayor escalada y pérdida de vidas en este devastador conflicto.