La erupción del volcán Sakurajima en Japón lanza una columna de humo y ceniza de 4 kilómetros

La erupción del volcán Sakurajima en Japón lanza una columna de humo y ceniza de 4 kilómetros

De momento no se han registrado daños, aunque la agencia meteorológica japonesa emitió un aviso por ceniza en partes de la prefectura de Kagoshima, donde se encuentra el volcán

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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La madrugada del pasado domingo 16 de noviembre, el volcán Sakurajima, ubicado en la prefectura de Kagoshima, al suroeste de Japón, sorprendió a los residentes y expertos con una erupción explosiva que lanzó una imponente columna de humo y ceniza de hasta 4.400 metros de altura. Este fenómeno natural, que fue rápidamente reportado por la Agencia Meteorológica de Japón (JMA), destaca la continua actividad de uno de los volcanes más vigilados y activos del archipiélago japonés.


La JMA informó que la erupción se produjo a las 00:57, hora local, desde el cráter Minamidake, generando preocupación en una zona donde la vigilancia volcánica es constante debido a sus antecedentes eruptivos. A pesar de la magnitud del evento, el gobierno local anunció que no se registraron heridos ni daños estructurales, lo que brindó un alivio temporal a la población afectada.


Sin embargo, las autoridades no se han quedado de brazos cruzados. Se emitió un aviso de caída de ceniza para varias áreas cercanas, incluidas las prefecturas de Kagoshima, Kumamoto y Miyazaki. Con unas 600 personas viviendo en un radio de cuatro kilómetros alrededor del volcán, la precaución se vuelve esencial. Las recomendaciones para la población incluyen el uso de sombrillas o máscaras, así como la necesidad de conducir con precaución debido a las posibles acumulaciones de ceniza en las carreteras.


Con el nivel de alerta establecido en 3 sobre 5, el acceso al cráter ha estado prohibido desde 2016, una medida que busca proteger a los ciudadanos de los peligros asociados con la actividad volcánica. La reciente erupción ha sido más potente de lo habitual, y las autoridades han restringido el acceso a la zona para evitar la amenaza de rocas volcánicas que han sido lanzadas hasta 1,2 kilómetros del centro eruptivo.


La magnitud de esta actividad ha llamado la atención de especialistas en volcanología, ya que se trata de la erupción más significativa registrada en más de un año. A pesar de que el Sakurajima ha experimentado numerosas erupciones a lo largo de su historia, los fragmentos de roca volcánica y la altura de la columna de ceniza generada en esta ocasión han superado lo habitual, lo que refuerza el interés y la preocupación por la seguridad de las comunidades circundantes.


Desde el siglo VIII, el Sakurajima ha tenido una historia eruptiva rica y documentada, siendo este volcán un referente en la actividad geológica de Japón. Desde 1955, su actividad ha sido casi constante, con un promedio de 100 a 200 explosiones al año, lo que lo convierte en uno de los volcanes más monitoreados del mundo. La cercanía de este coloso natural a la ciudad de Kagoshima, a solo unos minutos, lo convierte en un foco de atención tanto para la comunidad científica como para los residentes.


A pesar de la potencial gravedad de la situación, no ha sido necesario implementar un plan de evacuación. Gracias a las estructuras de protección establecidas, como refugios y muros, los habitantes de Kagoshima están relativamente bien preparados para enfrentar estos eventos naturales. La infraestructura diseñada para amortiguar los efectos de una erupción proporciona una sensación de seguridad en medio de la incertidumbre.


La JMA y otras instituciones continúan actualizando y manteniendo mapas de pronóstico de caída de ceniza, mientras que también advierten sobre los riesgos de pequeños fragmentos rocosos que pueden ser lanzados a considerable distancia del cráter. En este sentido, la vigilancia constante y la educación de la población juegan un papel crucial en la mitigación de posibles desastres.


Con la historia del Sakurajima como telón de fondo, la comunidad local se enfrenta a un futuro incierto, siempre con un ojo en la montaña y la mente abierta a las sorpresas que pueda traer. La naturaleza, a pesar de su belleza, sigue siendo un recordatorio potente de la fuerza primordial que puede desatarse en cualquier momento. La resiliencia de la población de Kagoshima es admirable, y su capacidad para adaptarse y prepararse para estos eventos es fundamental en un país donde el fenómeno volcánico es parte de la vida cotidiana.

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