Incertidumbre y precariedad persisten en Gaza a un mes del alto el fuego

Incertidumbre y precariedad persisten en Gaza a un mes del alto el fuego

Ningún país ha confirmado su participación, mientras que las autoridades israelíes vetan la presencia de cada vez más actores, aumentando los temores a una ocupación

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 15.11.2025

La situación en la Franja de Gaza, aunque ha recibido menos atención mediática en las últimas semanas, sigue marcada por la incertidumbre y la precariedad. A un mes de la entrada en vigor del alto el fuego, las realidades del enclave palestino han cambiado poco. A pesar de la reducción en la intensidad de los bombardeos y en la hambruna que afecta a la población, los gazatíes continúan viviendo en un contexto de desesperanza, con la incertidumbre sobre su futuro y la pregunta de quién garantizará su seguridad.


En este complejo panorama, la Administración del expresidente estadounidense Donald Trump ha impulsado la creación de una Fuerza de Estabilización para Gaza. El propósito de esta fuerza sería garantizar la seguridad en la región durante la segunda fase de la tregua, un objetivo que, sin embargo, enfrenta serias dificultades. Según un borrador de resolución enviado a los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, esta fuerza estaría compuesta principalmente por tropas de países árabes y de mayoría musulmana, aunque hasta la fecha, no hay confirmaciones de participación.


El documento revela que el mandato de la fuerza incluiría la desmilitarización de Gaza, la destrucción de infraestructuras militares y el desarme de grupos armados no estatales. Sin embargo, este enfoque ha suscitado preocupación, ya que muchos analistas, como Muhammad Shehada, advierten que las intenciones de Israel son diferentes. Según él, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, busca que estas fuerzas operen como “subcontratistas” del Ejército israelí, enfocándose principalmente en desmantelar a Hamás y otros grupos armados.


El analista señala que esta visión está en conflicto con la postura de los países árabes, quienes abogan por un enfoque más equilibrado, donde la fuerza de estabilización actúe como un ente protector y no como una extensión de la ocupación israelí. Esta discrepancia ha llevado a que varios países, como los Emiratos Árabes Unidos y Jordania, declaren su negativa a participar en la fuerza de estabilización, citando la falta de un marco jurídico claro y la hostilidad continua de Israel hacia la inclusión de ciertos actores en la región.


Además, el derecho internacional podría ser un obstáculo significativo, ya que la entrada de tropas extranjeras en Palestina requiere el consentimiento de los palestinos. Sin embargo, este aspecto ha sido ignorado en las discusiones sobre la fuerza de estabilización, dejando a la población gazatí sin voz en un proceso que afectará directamente su futuro. Egipto, por su parte, también ha expresado su preocupación sobre la posibilidad de que esta fuerza se convierta en una potencia ocupante, lo que resalta la complejidad de la situación.


A pesar de la retórica optimista de Trump, quien ha afirmado que la fuerza de estabilización estará en el terreno “muy pronto”, en la práctica, los desafíos son abrumadores. La instalación de un Centro de Coordinación Civil-Militar por parte de los estadounidenses y la creación de una base militar en Israel no parecen generar confianza en la población local. Mientras tanto, la presencia militar israelí continúa, controlando más del 50% del territorio gazatí y llevando a cabo operaciones que han resultado en muertes y destrucción.


Las tensiones siguen aumentando, y la población civil de Gaza continúa sufriendo las consecuencias de un conflicto que parece no tener fin. Con la asistencia humanitaria limitada y una infraestructura devastada, el panorama para los gazatíes es sombrío. Shehada ha advertido que, a pesar del alto el fuego, hay una “continuidad de genocidio” en las acciones de Israel, lo que intensifica la urgencia de encontrar una solución que garantice la seguridad y la dignidad de la población.


En este contexto de incertidumbre, es evidente que las decisiones que se tomen en las próximas semanas serán cruciales para el futuro de Gaza. Sin embargo, la falta de un consenso claro entre los actores internacionales y la reticencia de los países árabes a involucrarse más profundamente en el conflicto plantean serias dudas sobre la viabilidad de la Fuerza de Estabilización y su capacidad para realmente mejorar la situación en la región.


Mientras tanto, los gazatíes continúan esperando, atrapados en una encrucijada donde su bienestar depende de fuerzas externas y decisiones que parecen estar al margen de su realidad. El futuro de Gaza, así como la búsqueda de una paz duradera, todavía están por definirse en un escenario marcado por la tensión, el escepticismo y la falta de un liderazgo auténticamente representativo de las necesidades de su pueblo.

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